Santo Domingo RD. Impulsado por la creciente demanda internacional y su calidad diferenciada, el cacao dominicano generó 218.6 millones de dólares en divisas durante 2024, un aumento del 63.7 % en comparación con el año anterior, según datos oficiales. El repunte se da en un contexto de retroceso de cultivos tradicionales como el banano orgánico y marca un punto de inflexión para el sector agroexportador del país.
A pesar de sus limitaciones de escala productiva, la República Dominicana consolida su posición en los mercados globales como proveedor clave de cacao orgánico de alta calidad, en un momento en que la oferta mundial enfrenta restricciones severas por condiciones climáticas adversas en África y tensiones comerciales internacionales.
De acuerdo con el Reporte mensual de commodities del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd), el precio del cacao alcanzó los 9,791 dólares por tonelada métrica ™ al cierre de mayo de 2025, un incremento del 9.1 % respecto a principios de mes. El informe, elaborado por la Dirección de Análisis Macroeconómico y coordinado por la economista Yaurimar Terán Hernández, señala que el precio alcanzó un máximo histórico de 10,974 dólares por tm el 19 de mayo, debido a factores climáticos y arancelarios.
Este comportamiento se traduce en mayores ingresos para los productores dominicanos, que comienzan a ver en el cacao una fuente estratégica de ingresos, especialmente ante la caída de otras exportaciones agrícolas. Por ejemplo, las ventas de banano orgánico a la Unión Europea descendieron de 128.7 millones de dólares en 2022 a 106.8 millones en 2024, lo que provocó que el país bajara del segundo al tercer lugar en el mercado europeo de productos orgánicos.
Limitaciones de escala, pero no de impacto.
En 2023, la República Dominicana ocupó el noveno lugar mundial en producción de cacao, con 65,930 toneladas métricas, muy por debajo de gigantes como Ecuador, que superó las 375,000 toneladas. Sin embargo, su nicho en el mercado orgánico le ha permitido destacarse con un grano aromático y certificado, valorado por fabricantes de chocolate premium en Europa y América del Norte.
Esta diferencia en escala limita el volumen exportable dominicano, pero no reduce su relevancia económica. El cacao crudo orgánico se ha convertido en uno de los productos agrícolas más dinámicos del país, superando incluso a rubros como la minería y el banano en generación de divisas durante 2024.
Ecuador como referente de éxito.
Mientras tanto, Ecuador se consolida como líder regional, con exportaciones de cacao que superaron los 3,600 millones de dólares en 2024, gracias a políticas de inversión, respaldo gremial y el uso de variedades como la CCN-51, resistente a plagas y de alto rendimiento.
Casos como el del productor Cergio Lema, citado por swissinfo.ch, ilustran cómo el ingreso por quintal se triplicó —de 100 a 350 dólares—, permitiendo mejoras significativas en inversión y expansión agrícola. El apoyo de gremios como Anecacao ha sido fundamental en ese proceso.
En contraste, los productores dominicanos —en su mayoría pequeños y medianos agricultores— aún enfrentan acceso limitado a financiamiento, tecnología e infraestructura, aunque cuentan con una ventaja competitiva: la calidad orgánica de su grano, cada vez más valorada en un mercado global exigente.
Perspectivas favorables a mediano plazo.
El informe del Mepyd advierte que los altos precios del cacao están sustentados en factores coyunturales como sequías severas en África Occidental, bajos inventarios globales y nuevas barreras arancelarias en Estados Unidos, pero advierte que el déficit estructural de oferta podría mantener los precios elevados en el mediano plazo.
Frente a este panorama, la República Dominicana tiene una oportunidad histórica para transformar el cacao en uno de sus principales motores de exportación agrícola. Para lograrlo, serán necesarias políticas públicas enfocadas en la expansión sostenible de tierras, el acceso al crédito, la innovación genética y el fortalecimiento institucional, sin comprometer los estándares medioambientales que hacen del cacao dominicano un producto de alto valor agregado.
