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Reformas disfuncionales y Chesterton

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La virtud por excelencia del hombre, es la sensatez, que nos hace saber estar ante la vida y el mundo”.

-G. K. Chesterton-

¿Qué mejor manera para los dominicanos de honrar al padre de la patria Juan Pablo Duarte en su 211º Aniversario que tratando de ser mejores ciudadanos, navegando en el rumbo de la ley y la decencia, enfilados hacia el interés nacional por encima de apetencias de dinero y poder, así como desdeñando los resentimientos y complicidades que le han hecho tanto daño a nuestro país?

En la génesis del año 2024, en el ámbito de la planificación estratégica, son fáciles de detectar los grandes males que nos afectan, y si a los mismos los ubicamos según un orden de prioridades, la educación (escuela/hogar) sería el principal eje temático, siendo la misma, junto a la disciplina, los antídotos contra la actual anomia nacional.

Según la prueba PISA, ocupamos el penúltimo lugar en lectura y en ciencias, resaltando que entre los países que se miden de la región somos los que tenemos la mayor cantidad de estudiantes con bajo desempeño en matemáticas (92%), en lectura (75%) y en ciencias (77%). Cifras estas, altamente preocupantes.

Si bien es cierto que respecto al año 2018 la República Dominicana, según ese reporte, obtuvo un ligero avance en el año 2022 en las tres áreas indicadas, dicha noticia no es para celebraciones. Es lo mismo que un enfermo que lleva años en la sala de cuidados intensivos de un hospital y de repente mueve el dedo pulgar de la mano derecha. Los retos y desafíos son muchos.

Sobre el medio ambiente y los recursos naturales, en el ámbito forestal, el cual está directamente relacionado con el cambio climático con sus fatales consecuencias, sacamos a colación una noticia de primera página del Listín Diario del 3 de octubre del año 1967, bajo el subtítulo: “Condición foresta”. El mismo es digno de una profunda reflexión para mejorar la capacidad de gestión del Estado en ese sector tan importante para la existencia de nuestras futuras generaciones. Por la similitud con la realidad actual, cito fragmentos puntuales del mismo: “El jefe del Estado dominicano (Dr. Joaquín Balaguer) hizo anoche una dramática exposición de la situación de la foresta nacional, para apoyar un proyecto de ley que se halla en las cámaras legislativas y por el cual la dirección de Foresta pasa a las Fuerzas Armadas”, por entender que de “la efectividad de esa providencia dependía la salvación física de la patria”.

Definitivamente no podemos esperar resultados positivos con los mismos fallos etiológicos. Dicho concepto es refrendado por nuestras grandes debilidades institucionales —sin dejar de reconocer los esfuerzos del gobierno— en aspectos esenciales del diario vivir, como las deficiencias en el sector salud, en la seguridad ciudadana y en el tránsito vial, entre otros.

Las ejecutorias del Estado dominicano, abiertas a las críticas constructivas, deben centrarse en el gabinete presidencial y sus dependencias y no supeditarse a opiniones de personas a través de las redes sociales —muchas bien intencionadas— a veces sin la experiencia ni la documentación adecuadas.

Para tan nobles propósitos ya es tiempo de que la cualidad de la virtud, el talento y la experiencia sustituyan las designaciones en posiciones sensitivas del gobierno, en ocasiones por emociones, compromisos partidarios o económicos.

Como precisa el editorial del Listín Diario del día 4 de este mes: “en medio de estas brumas, muchos se preguntan si vale la pena existir. O seguir viviendo aquí”. Lo correcto es nunca rendirse.

Sacamos a colación un reportaje de la BBC News Mundo, fechado el 1 de enero de 2024, intitulado, “La cerca de Chesterton, el principio que te obliga a pensar dos veces antes de hacer cambios”.

El título está inspirado en G. K. Chesterton, un escritor, filósofo y periodista británico de inicios del siglo XX que cultivó el ensayo, la narración, la biografía y el periodismo, influenciado por grandes autores como Tomás de Aquino y Charles Dickens.

El subtítulo: “No destruyas lo que no entiendes”, aconseja la simple regla general llamada “La cerca de Chesterton”, la misma, textualmente, “sugiere que nunca se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición si no se comprende por qué se creó en primer lugar”.

El mismo señala que, “sin comprender bien qué está pasando, las consecuencias de una acción apresurada podrían terminar siendo mucho peores que las de lo que se pretende reparar”. Chesterton, basado en el sentido común más elemental, trató de enseñar que sólo cuando sabes cuál es el propósito de algo, puedes decidir si aún es necesario, si se debe modificar o sencillamente omitir.

Él decía que, ‘al intentar cambiar malos hábitos, por ejemplo, a menudo fracasamos al no tener en cuenta que no aparecen de la nada: generalmente evolucionan para saciar una necesidad insatisfecha. Si no se tiene en cuenta ese aspecto, aunque se logre eliminar un hábito, quizás sea reemplazado por otro más nocivo’.

Las malas prácticas y las reformas disfuncionales, junto a otros desatinos, han dado cabida a que el garfio del pirata con el estigma de la prevaricación, el crimen organizado y el narcotráfico, entre otras ilegalidades, bajo la sombra, por comisión u omisión de algunos políticos, uniformados y sus asociados, a la vista de todos y con un escaso reproche público, hayan lacerado de manera contundente el alma nacional.

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