El diplomático estadounidense, Manuel Rocha, de origen colombiano fue arrestado el viernes por supuestamente espiar para Cuba durante 40 años.
Rocha ocupó puestos relevantes en las embajadas de EE.UU. en República Dominicana, Argentina y Cuba, y fue embajador en Bolivia entre 1999 y 2002.
La acusación
Rocha enfrenta tres cargos: uno por conspiración, otro por actuar como agente de un gobierno extranjero y un tercero por usar un pasaporte obtenido mediante una declaración falsa.
El documento de la fiscalía sostiene que el acusado admitió sus “décadas” de trabajo para Cuba a un agente encubierto del FBI que se hizo pasar por representante de la Dirección General de Inteligencia cubana (DGI).
Antes de reunirse en persona, Rocha recibió un mensaje por la aplicación de mensajería WhatsApp que decía: “Tengo un mensaje para ti de parte de tus amigos en La Habana. Se trata de un asunto delicado”.
Las autoridades señalan que el exfuncionario contestó “no entiendo, pero puedes llamarme”.
En las conversaciones en persona, que ocurrieron en Miami y fueron grabadas, Rocha supuestamente contestó “sí” cuando el agente le indicó que había sido contactado para “establecer un nuevo plan de comunicación”.
El exfuncionario también le habría contado al agente cómo logró infiltrarse “poco a poco” en el gobierno estadounidense.
«Sabía exactamente cómo hacerlo y obviamente la Dirección [la agencia de inteligencia de Cuba] me acompañó… Es un proceso largo y no fue fácil», supuestamente le dijo al agente del FBI.
Y también se refirió a EE.UU. como “el enemigo”, utilizó términos como “nosotros” para referirse a sí mismo y al gobierno cubano, y llamó a Fidel Castro el “comandante”.