Por: Bienvenido Carmona Padre
El lunes en la mañana le dieron “dos infartos cerebrales” a una humilde señora, dominicana de pura cepa, pero sin abolengo.
La llevaron al hospital Juan Bosch, el más cercano a donde le ocurrió el evento.
“Hay que hacerle una tomografía, pero aquí no hay equipo, hay que llevarla a Cemadoja”, dijo una doctora.
“Vamos a llevarla”, respondió una hija.
“No hay ambulancia, la de aquí está dañada”, expresó la doctora.
Ahí comenzó el calvario para esa familia.
Después de muchas llamadas telefónicas, a un periodista de la familia le prestaron una y le hicieron el estudio. ¿Resultado? “Le dieron dos infartos cerebrales”, dijo el especialista, quien recomienda que “hay que internarla en un hospital clínico como el Moscoso Puello”.
Pero en el Moscoso Puello “no hay cama”, es la respuesta que se ha escuchado hasta el momento, como señal de que este es un sistema de salud fallido.
Mientras tanto, la señora sigue en riesgo en el hospital Juan Bosch.
Los políticos hablan, los ministros hablan, pero sólo el que lo necesita sabe 100% que lo bueno que se dice de este sistema de salud es un fraude.
