El Gobierno de Boris Johnson ha decidido volver a imponer sobre la capital, Londres, donde residen nueve millones de personas (doce si se cuenta el área metropolitana), el nivel máximo de confinamiento.
El disparado aumento de las infecciones en la última semana, que ha registrado 24.000 casos en la ciudad, ha convencido a Downing Street de la necesidad de imponer nuevamente el llamado el nivel 3, de alerta muy alta, tanto en la metrópoli, como en algunas zonas del sureste de Inglaterra como Essex, Kent o Hertfordshire.
La medida, según ha informado el ministro de Sanidad, Matt Hancock, a un grupo de diputados de las circunscripciones afectadas, entrará en vigor en la medianoche del martes (una de la mañana del miércoles, horario peninsular español).
“El virus está duplicando su capacidad de contagio cada siete días en estas zonas, y no solo entre los menores, sino en todas las franjas de edad”, ha dicho Hancock en la Cámara de los Comunes.
Según ha explicado el ministro, las autoridades sanitarias han detectado en el sur de Inglaterra una nueva variante del virus que podría tener una mayor facilidad de contagio, aunque los casos registrados (cerca de un millar) no llevan a la conclusión de que los síntomas de la enfermedad sean más graves o que la variante no pueda ser atajada con las nuevas vacunas. No es la primera vez que se registra una mutación desde que comenzó la pandemia.
Bajo las reglas establecidas por el Gobierno británico para el nivel 3, los restaurantes, bares y pubs deberán volver a cerrar sus puertas, un golpe considerable para estos negocios en medio de una campaña navideña en la que confiaban para subsanar parte de las pérdidas arrastradas durante todo el año.
En la situación actual, podían permanecer abiertos cada día hasta las once de la noche, siempre que la última comanda no se tomara más tarde de las diez.