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Meditabundo: Pensando en voz alta a los 93 años

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El desenfreno por la búsqueda de riquezas materiales nos tiene transitando en un mundo salvaje, malvado, como lo llamó el Papa Francisco: “Capitalismo salvaje”. Esa naturaleza sólo puede ser cambiada por Dios cuando el hombre comprenda, viva el amor puro de Dios; todo exceso ahuyenta. Buscar a Dios, amando con todo el corazón abierto, alma y mente, un amor superior a cualquier amor humano. Cambiar el pensamiento, hacerlo puro, es tan fuerte que lo impregna todo, ser sincero consigo mismo, conocer nuestro error y con el espíritu sano cambiar, de seguro se queda limpio, sólo es querer y podemos hacernos felices.

A veces me detengo cansado al pensar en la conducta del hombre, que es sumamente complicado, como nos enseñaba papá con sus refranes: «Debajo de cualquier yagua sale un alacrán”. Ya nada lo puedo ver en simpleza sólo cuando pienso en Dios sí vivo la sencillez en su eterno amor.

Me cuestiono al estar observando hechos increíbles, que nunca pensé sucedieran en el universo y en nuestra sociedad.

Creo en firmeza al tener siempre esperanza y fe de que el dominicano en su naturaleza íntima es bueno. ¿Qué debe suceder que pueda dar a los dominicanos la realización de vivir  bien, en felicidad, amor y hermandad? Sencillamente un cambio de sistema, aplicar los sentimientos y hechos de nuestro Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y la historia.

La semana que pasé en Taiwán observé un pueblo trabajador en hermandad, amor, respetuoso de las leyes, sonriente. Nada de pordioseros, ni hambre. ¿Por qué? Su educación está basada en las enseñanzas de sus nobles ancestrales. No es un milagro asiático como se dijo aquí en América y el Caribe. El taiwanés es una sola familia, todos unidos, lo viví, conversé con muchos jóvenes, ancianos y su excelente carácter, siempre sonriente. Todo por su noble educación nacionalista.

Ya con mis años pasados los 93, tengo la fe y esperanza de que el dominicano cambie a un vivir en amor y hermandad.

Los dejo con el refrán de papá: “No hay mal que dure cien años y cuerpo que lo resista”.

Consérvense bueno, en una doctrina enraizada Duartiana. Dios Patria Libertad y construir el muro fronterizo. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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