Imágenes repetidas en estudios anteriores, manipuladas o imposibles de verificar, que no tienen nada que ver con lo descrito, que se corresponden con otros experimentos, materiales y condiciones, cifras que no encajan, datos no fiables, trabajos demasiado parecidos a otros previos, que vulneran el compromiso de publicar datos inéditos.
El listado de las irregularidades es serio y se repite en muchos de los artículos retirados al mismo equipo de investigadores españoles. En total, dos revistas científicas han tumbado 20 estudios de este grupo, lo que técnicamente se conoce como retractar, la peor mancha en el expediente de un científico. Los supuestos hallazgos publicados en estas revistas especializadas se borran del mapa, no existen, no debieron publicarse.
Esa veintena de trabajos retirados convierten a este grupo, liderado por el catedrático José Luis Calvo-Guirado, de la privada Universidad Católica de Murcia (UCAM), en el peor caso de irregularidades publicadas de España. En concreto, solo Calvo-Guirado suma el 8% de todas las retractaciones del país y lidera la clasificación de estudios retirados a investigadores españoles, con 19. Según la base de datos publicada por Retraction Watch, un portal dedicado a estudiar los fraudes científicos, él y su equipo acapararían cinco de los diez primeros puestos de esta desgraciada lista.
Solo Calvo-Guirado suma el 8% de todas las retractaciones del país y junto a su equipo acapararían cinco de los diez primeros puestos de la clasificación
El campo de investigación en el que trabajan es la implantología dental. Casi todos los estudios retirados a estos odontólogos consistían en probar biomateriales en la dentadura de conejos de Nueva Zelanda y perros de las razas foxhound y beagle para estudiar formas de regeneración del hueso que pudieran usarse en personas. Uno de los colaboradores de Calvo-Guirado aseguró a Retraction Watch que las irregularidades se debían a su intención de matar el menor número posible de animales de laboratorio.
«Es todo por una cuestión de envidias», resume en cambio Calvo-Guirado al otro lado del teléfono. «Trabajamos con un banco de más de 20.000 imágenes y colaboradores de mi grupo usaron por error algunas similares. Todos nos equivocamos, puede ser que se nos haya escapado algo», afirma. Y añade: «Me pregunto si en la revista estaban esperando a que cometiéramos un error para desprestigiarnos».
Calvo-Guirado se refiere a que 18 de los estudios fueron retractados por la misma revista especializada, Clinical Oral Implants Research, una de las más importantes del sector. Ninguno de los editores de la revista ha respondido a las preguntas de EL PAÍS. «Jamás se va a repetir, es un error que cometimos por pardillos. Éramos el grupo líder en España, el más productivo, y nos tocó», asegura.
Calvo-Guirado tiene otro estudio retirado por otra revista editada en España, Journal of Clinical and Experimental Dentistry. Su director, el catedrático José Vicente Bagán, de la Universidad de Valencia, recuerda que su consejo recibió una denuncia sobre este trabajo y decidió organizar un comité de especialistas sin conflictos de intereses, que decidió tumbar el estudio por usar imágenes que ya habían sido utilizadas en otros artículos (PDF). «Era lo que tocaba éticamente», zanja Bagán.
«Yo no puedo decir si en este caso fue un error: se exige material inédito para una publicación de este tipo y no lo era», asegura. ¿Y es posible cometer 18 errores de ese tipo? «Es extraño, cuando menos llama mucho la atención. Mucho despiste debe de haber», comenta Bagán, de los mayores especialistas de España en su campo.
Otros tres prestigiosos odontólogos consultados por EL PAÍS plantean que es difícil que se trate de simples errores, cuando no denuncian un fraude deliberado, pero piden que no figuren sus nombres porque la situación en el sector es muy sensible. «Sus falsedades han provocado el descrédito internacional de los científicos españoles en este campo», lamenta un catedrático, «nos cuesta horrores publicar porque ahora desconfían de todos».