Con un discurso ambiguo, obligado por las circunstancias, semblante triste y con un tono de voz tenue, el presidente Danilo Medina anunció a la población dominicana que no optaría por un tercer mandato presidencial consecutivo, porque es «respetuoso de la ley y la democracia».
Sin embargos, las preguntas sobre cuál fue el verdadero motivo por el que el mandatario desistió de presentarse a las elecciones de 2020 son muchas, la mayoría giran en torno a que no le daban los números para reformar la Constitución de la República que lo habilitara.
Mucha gente entiende que si el presidente Medina se embarcaba en esa funesta reelección, iba a recibir la derrota más vergonzosa que le podrían haber propinado a presidente alguno: “Por eso no va, no porque no quiso, si no porque no pudo”.
También dicen que así se escribió la historia, aunque la realidad es “una reelección no deseada por la mayoría, meterse en eso, sería un suicidio”.
Fuentes de DominicanosHoy afirman que las razones del no fueron: Presión internacional e interna y la falta de votos legislativos. Mike Pompeo, secretario de estado de los Estados Unidos; Leonel Fernández, expresidente de la República; Luis Abinader, precandidato presidencial del PRM; y las protestas contra una posible reforma constitucional, le doblaron el pulso a Danilo Medina.
“Así es la política y más en un país como este. Si él pensaba no ir, porqué esperó tanto. Como neófito en política podría pensar que Danilo Medina sabía que el 77% del país no quería reelección”.
Otra interrogante es, que si el presidente Medina habló de “sangre nueva” en su discurso, ¿a quién le dará su apoyo ahora que no irá por la reelección? Lo que se espera es que el presidente haga valer su mayoría a lo interno del PLD e imponga un candidato presidencial, lo que le sería muy difícil, debido a la aceptación con que cuenta el expresidente Leonel Fernández.
“No es una decisión propia, si no que los número no le daban, a la par con la feroz oposición a la reelección que se hizo sentir en el Congreso Nacional.
En fin, era justo y necesario que el presidente Medina hablara; era perentorio despejar las incertidumbres que ensombrecían el panorama político nacional, que la luz se viera al final del túnel… y así pasó, pero sin reelección.