“El título del año pasado me cambió la vida y me devolvió toda la confianza. Desde ese momento todo salió muy bien; me permitió volver a disfrutar de este deporte y saber que podía seguir haciendo grandes cosas”, aseguró el serbio.
En la última década, Djokovic apenas una vez, en 2016, se quedó afuera de la segunda semana en Wimbledon, cuando ya su codo derecho le jugaba una mala pasada. “Los Grand Slam son mi máxima prioridad en este momento de mi carrera, así que la motivación es alta. Trato de llevar de la mejor manera la presión de ser el N°1 del mundo. Eso conlleva una gran responsabilidad”, admitió.
Djokovic quiso encadenar cuatro Grand Slams en fila en París y ser el primer hombre en toda la historia del tenis capaz de ganar dos veces cada uno de los cuatro grandes eventos. Pero no pudo ante el austríaco Dominic Thiem y ahora prepara el asalto al césped del All England Lawn Tennis Club en la exhibición The Boodles, donde ya superó al chileno Cristian Garín y cedió a manos del canadiense Denis Shapovalov.
“Lo que ocurrió en este torneo el año pasado fue un gran punto de inflexión en mi carrera. Había estado fuera del Top 20, me había recuperado de una lesión complicada en el codo que me hizo pasar por el quirófano y ser capaz de ganar el título lo cambió todo”. comentó.
Llega la tradicional cita en La Catedral y el serbio es otra vez candidato, el principal favorito en las casas de apuestas. Lo siguen el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.