Es muy grave lo que está sucediendo en nuestro país, vamos en dirección a un destino igual o mucho peor que Venezuela. Cómo es posible que el procurador Jean Alain Rodríguez, de títere del presidente Danilo Medina, sea tan atrevido de hacer acusaciones tan fuera de lugar y de toda realidad posible a la magistrada Miriam Germán, que es una juez honrada, más que eso, apegada totalmente a la ley sin distinción política y mucho menos monetaria.
Es tan así que la magistrada Germán tiene su domicilio de siempre, un apartamento en Gazcue, cómodo pero muy modesto; nada de torres con ascensor, todo lo contrario, un antiguo edificio con escaleras, igual que como ha sido toda su trayectoria profesional, bastante larga, modesta y sencilla patrocinada por su sueldo, de muchos años de valioso y arduo trabajo.
A esa majestuosa dama por sus hechos la conocemos. Es tan alarmante escuchar tantas falacias de boca del procurador, sobre una servidora pública que es una de las muy pocas que hay con una larga trayectoria intachable, incorruptible y siempre con las puertas de su despacho abiertas sin nada que temer ni ocultar; y eso creo que la hace única en esta gran jauría de coyotes.
Todo este circo montado por el “procurador” sabemos realmente de dónde viene y no es justo que si lo que quieren es el puesto de la magistrada para tener el control de todo, tengan que caer tan bajo, pero tan y tan bajo de inventarse una denuncia “anónima”: “Por Dios, aquí todos sabemos que eso salió del Poder Ejecutivo”. Por eso repito que es grave lo que está pasando en este país: un abuso de poder con todos los síntomas de una dictadura.
Jean Alain se pasó de la raya, violó todos los reglamentos del Consejo Nacional de la Magistratura y por esa razón, tanto yo, como muchos otros, entendemos que debe abandonar el cargo que ostenta como Procurador General de la República, una posición muy seria y de mucha responsabilidad, para estar en manos de un mediocre como él.
