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Hipólito Mejía pide unión de todos para enfrentar violencia, crimen e inseguridad ciudadana

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El precandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Hipólito Mejía dijo que se necesita  enfrentar la inseguridad ciudadana, el crimen y la violencia que  vulneran, mediante voluntad política, valentía y firmeza, para tomar todas las medidas necesarias, caiga quien caiga.

Manifestó que “es preciso conjugar políticas públicas coherentes y planes efectivos, a fin de conseguir los resultados que la ciudadanía espera para enfrentar la delincuencia y la inseguridad es necesario”.

Hablando a cientos de estudiantes, profesores y empleados de la Universidad Autónoma de Santo Domingo sobre el tema de la seguridad ciudadana dijo: “como hombre público, he dado muestras de que tengo la decisión, el coraje y la voluntad para enfrentar, junto con la ciudadanía, el drama de la inseguridad ciudadana”

Dijo el expresidente de la República que para enfrentar la inseguridad ciudadana “hago un llamado a todos los sectores de la sociedad para consensuar las políticas, los planes, y las acciones que den al traste con la inseguridad y la violencia en el país”.

El precandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) resaltó que somos un país acorralado por el miedo e invitó a que nos pongamos de pie porque, “como dijo recientemente un sacerdote: la delincuencia ha puesto al país de rodillas”.

En su análisis sobre la situación de la inseguridad ciudadana señaló que sienten miedo las madres cuando sus hijos van a la escuela, a la universidad, a los campos deportivos, también los envejecientes cuando van a las iglesias, las personas al salir de sus trabajos, los estudiantes que asisten a la tanda nocturna.

Apuntó que también sienten miedo los pacientes y los trabajadores de salud de ser atracados en los centros hospitalarios y sienten miedo nuestros hermanos residentes en el exterior, cuando vienen de visita al país, sabiendo que al salir del aeropuerto la delincuencia puede despojarlos del fruto de su sacrificio en tierras lejanas.

Calificó tal situación como “esa irritante realidad es una negación al derecho que tenemos como ciudadanos de vivir sin temor”

A seguidas se copia el texto completo del discurso sobre inseguridad ciudadana, pronunciado por Hipólito Mejía en la UASD.

“Quiero agradecer la oportunidad que se me ofrece hoy de compartir con ustedes, con la franqueza que me caracteriza, mi visión y mis propuestas sobre la grave situación de inseguridad y violencia que vive la República Dominicana.

“Valoro el significado especial que tiene el poder hablar sobre este preocupante tema en la primera universidad del Nuevo Mundo.

“En este alto centro de estudios convergen todos los sectores sociales que sufren en carne propia, cada día, el estado de inseguridad ciudadana en que vivimos todos.

“Este nuevo año nos ha recibido con un verdadero tsunami en materia de escándalos relacionados con la seguridad de los dominicanos y de quienes nos visitan desde otras latitudes.

“En efecto, en las últimas semanas han ocurrido hechos violentos donde ha perdido la vida un alto número de ciudadanos.

“De igual manera, se ha revelado un entramado delincuencial que involucra tanto a criminales nacionales y extranjeros del mundo oscuro de las drogas, como a autoridades encargadas del combate a ese flagelo.

“A eso se añade que el propio presidente de la República ha expresado que el narcotráfico ha penetrado a algunos organismos del Estado, lo que demuestra que en ese entramado existen, también, delincuentes de cuello blanco.

“Todo ese drama lo ha resumido, con particular precisión, un sacerdote dominicano al decir, recientemente, que “la delincuencia ha puesto al país de rodillas”.

“Somos, digámoslo con claridad, un país acorralado por el miedo:

“Siente miedo la madre cuando sus hijos van a la escuela, a la universidad, a los campos deportivos.

“Sienten miedo los envejecientes hasta cuando van a las iglesias.

“Sienten miedo las personas al salir de sus trabajos.

“Sienten miedo los estudiantes que asisten a la tanda nocturna.

“Sienten miedo los pacientes y los trabajadores de salud de ser atracados en los centros hospitalarios.

“Y sienten miedo nuestros hermanos residentes en el exterior, cuando vienen de visita al país, sabiendo que al salir del aeropuerto la delincuencia puede despojarlos del fruto de su sacrificio en tierras lejanas.

“Esa irritante realidad es una negación al derecho que tenemos como ciudadanos de vivir sin temor.

“De cara a esos acontecimientos, la pregunta obligatoria es:

“¿Cómo enfrentar con éxito, la inseguridad ciudadana, la violencia y el miedo que acosan cada día a las dominicanas y a los dominicanos?

“Para responder esa pregunta, lo primero es comprender las causas que originan tales males.

“En primer lugar, hay que destacar el franco deterioro de los valores que han sustentado, hasta ahora, nuestra convivencia civilizada como pueblo.

“Al mismo tiempo, debemos admitir que la exclusión social creada por la desigualdad y la pobreza, crean un caldo de cultivo para el crimen, la inseguridad y la violencia.

“Asimismo, en la inseguridad ciudadana incide el elevado nivel de desempleo que se expresa la alta población de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Esa es la población conocida como los “ninis”.

“El vínculo entre desempleo, violencia y pobreza lo han puesto en evidencia estudios recientes que afirman que en la República Dominicana hay 636 mil 833 personas, entre 10 y 34 años, que ni trabajan ni estudian.

“Esas mismas fuentes revelan que, en el país, tres de cada cinco “ninis” son mujeres.

“Otro hecho a destacar son los verdaderos cinturones de miseria que se han creado como consecuencia de la constante migración de personas desde el campo hacia la ciudad.

“Esos hermanos nuestros han migrado hacia las ciudades en busca de oportunidades, que muchos no han encontrado.

“En esos cinturones de miseria y en los barrios aledaños, la vida cotidiana está marcada por la falta de oportunidades para trabajar; la vulnerabilidad de las viviendas; la precariedad de servicios básicos tales como agua, electricidad, servicios sanitarios y de salud; el hacinamiento; y la falta de espacios para la congregación comunitaria y el esparcimiento.

“Lo paradójico de esta situación es que la exclusión social que sufre una parte importante de nuestra población, existe a pesar del crecimiento económico que ha tenido nuestro país en las últimas décadas.

“Es decir, que podemos llegar a la conclusión de que el modelo de desarrollo puesto en marcha por el PLD, durante estos años, no se ha traducido en la inclusión social de la mayoría de la población.

“Es en ese contexto que resulta particularmente irritante la existencia de un segmento de la clase política dominicana, que se nutre de la corrupción y ostenta de manera escandalosa e impune su riqueza mal habida.

“En ese escenario de corrupción, desigualdad, y ostentación que debemos situar a los delincuentes de cuello blanco, mencionados por el propio presidente de la República.

“Lo grave es que a esos delincuentes que operan con el favor de sectores del Estado, nuestra justicia les garantiza la impunidad. Esa irritante impunidad es una franca invitación a seguir delinquiendo.

“Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que existe un vínculo entre la falta de inclusión social y la inseguridad ciudadana. Ese vínculo se expresa en la delincuencia callejera, el tráfico de drogas y la violencia.

“A todo lo anterior podemos agregar la proliferación de armas de fuego, incluyendo armas de guerra, en manos indebidas; la poca iluminación en muchas de nuestras calles y avenidas; y la escasa vigilancia en la mayoría de las carreteras.

“Resulta particularmente preocupante que, como lo demuestran muchos estudios, la Policía Nacional sea percibida como la institución pública con menos credibilidad, lo que genera desconfianza entre los agentes del orden y la ciudadanía.

“Señoras y señores:

“Luego de abordar algunas de las causas de la inseguridad ciudadana y la violencia, ahora debemos preguntarnos:

“¿Cuáles son las consecuencias que tienen esos males para nosotros?

“En primer lugar, esos males impactan negativamente en la economía nacional y familiar. En efecto, muchos negocios se ven obligados a cerrar sus puertas de manera anticipada para evitar los atracos. Eso significa una reducción en sus ventas.

“Es un hecho inocultable que las familias dominicanas están obligadas a gastar una parte importante de sus ingresos para proveerse de la seguridad que el Estado no les garantiza.

“Así, estamos obligados a encerrarnos tras rejas, poner cámaras y alarmas. Los más pudientes gastan sumas importantes para contratar guardianes privados, para su seguridad.

“Otra consecuencia es que cada día la población tiene menos espacios seguros para la recreación, los deportes y el esparcimiento, consecuencia del miedo a quienes delinquen.

“Además, cada día aumentan nuestros niveles de desconfianza en las relaciones interpersonales.

“Esa desconfianza se traduce en el debilitamiento de la cohesión social y el fortalecimiento del individualismo que marcan la vida cotidiana en nuestro país.

“El resultado último de todo lo anterior es el débil sentido de ciudadanía y de pertenencia que tenemos los dominicanos y las dominicanas.

“No es exagerado decir que, para la mayoría de nosotros, nuestros hogares son el único espacio donde nos sentimos seguros.

“Y aún hasta allí llegan los delincuentes a robarnos la paz que merecemos.

“Estos males, que impactan a todas las clases sociales, tanto en el campo como en la ciudad, tienen causas y consecuencias que requieren de un tratamiento integral para alcanzar una solución duradera.

“Esto, señoras y señores, no puede continuar.

“De cara a esta dramática realidad, la pregunta ineludible es:

“¿Qué hacer para ponerle freno al estado de inseguridad y delincuencia que arropa a la República Dominicana?

“Mi propuesta para enfrentar la inseguridad ciudadana tiene los siguientes elementos principales:

“En primer lugar, necesitamos crear empleos de calidad.

“Para tal fin, estamos obligados a orientar nuestro aparato productivo hacia la creación de oportunidades de empleo y trabajo, a los fines de generar riquezas que beneficien los más amplios sectores de la población.

“Para lograr que esa iniciativa llegue a los sectores socialmente excluidos, propongo implementar un masivo programa de asistencia y financiamiento al emprendedurismo, y las micro, pequeñas y medianas empresas, en todo el país.

“Ese apoyo al sector empresarial, desde los pequeños emprendedores hasta los grandes empresarios, permitirá crear una cantidad importante de nuevos empleos, lo que mejorará sustancialmente el ingreso y el poder adquisitivo de nuestra población.

“En otras palabras, al darle a los sectores socialmente excluidos la oportunidad de un empleo o un trabajo, les estamos facilitando su inclusión en espacios sociales que les permitan progresar en base al trabajo honesto, cumpliendo con las leyes y actuando con sentido de ciudadanía.

“En segundo lugar, debemos iniciar un programa que transforme nuestros barrios en espacios donde sus residentes tengan acceso a una vivienda digna y segura; al empleo, al trabajo digno, a los deportes, a la recreación, a la cultura, a la congregación social y religiosa.

“Asimismo, en el trabajo barrial debemos destacar la atención primaria en salud, la educación, el agua, al entorno saludable, y, por supuesto, a vivir con seguridad.

“Para que la calidad de vida en nuestros barrios pueda mejorar se requiere del concurso de los gobiernos locales, las juntas de vecinos, las congregaciones religiosas y las asociaciones comunitarias.

“Esa integración de la ciudadanía a la solución de sus problemas y al mejoramiento de su hábitat, debe estar vinculada a un fuerte sentimiento de orgullo barrial.

“Ese orgullo barrial debe ser fortalecido mediante la titulación de los terrenos donde habitan sus residentes.

“Un componente fundamental para mejorar la calidad de vida del barrio y lograr la seguridad de sus residentes, es garantizar que la Policía Nacional cumpla efectivamente su rol de preservar el orden público.

“En tercer lugar, la lucha contra la inseguridad y la delincuencia nos obliga a solucionar el irresistible caos del tránsito.

“En efecto, el desorden que impera en el tránsito vehicular en todo el país crea irritabilidad, tanto en los conductores como en los transeúntes. Esa irritabilidad se traduce, con frecuencia, en actos de violencia y hasta de muerte.

“La gente siente que ese caos descansa en la ineficiencia de las autoridades de tránsito, a quienes se les señala como permisivos e incompetentes.

“A eso se añade el comportamiento de muchos funcionarios que, prevaliéndose de su estatus, agreden a los demás violando la Ley de tránsito.

“Es en ese escenario de caos donde los delincuentes se adueñan de las calles para realizar sus fechorías, sabiendo que pueden fácilmente evadir a las autoridades del orden.

“La única respuesta a este caos es la estricta aplicación de las leyes y disposiciones que regulan el tránsito vehicular.

“Igualmente, es imperativo que el personal responsable de hacer cumplir esas leyes y disposiciones esté debidamente capacitado e instruido para hacer su trabajo con eficiencia, conocimiento y sin abusar de su autoridad.

“En cuarto lugar, es prioritario retornar a nuestros campos para promover el desarrollo rural integral.

“Lo que ha pasado en nuestros campos bajo los gobiernos del PLD es un verdadero desastre. Ejemplos de esa realidad penosa son:

  • El colapso de la producción cafetalera, donde se ha dejado perder el 70 por ciento de las plantaciones;
  • El cierre irresponsable de la mayoría de los ingenios del Consejo Estatal del Azúcar, en los cuales se generaban miles de empleos, especialmente en la región Este del país y en zonas cercanas a la capital;
  • El indolente abandono de la producción de habichuelas en los valles del sur del país, como en San Juan de la Maguana, considerado antes como el granero del Sur;
  • Las importaciones inoportunas que están llevando a la quiebra a los productores de ajo y cebolla;
  • Y, por último, la falta de protección a los productores de plátanos y guineos del Cibao y de la Línea Noroeste, lo cual se ha traducido en una reducción de nuestras exportaciones de banano orgánico.

“Esta propuesta de volver al campo para promover el desarrollo rural integrado busca, de manera especial, tres objetivos:

  • Mejorar la calidad de vida de nuestros hermanos del campo;
  • Aumentar la rentabilidad de la agricultura y las exportaciones de bienes agrícolas;
  • Por último, hacer del campo un lugar donde se viva dignamente, sin necesidad de emigrar a las ciudades en busca de mejores oportunidades.

“En otras palabras, lo que debemos hacer es volver al campo para frenar la pobreza en sus orígenes y así contribuir a la lucha contra la inseguridad y la violencia.

“En quinto lugar, debemos hacer cumplir, con la rigurosidad requerida, nuestras leyes y reglamentos migratorios.

“De esa manera, estaremos en capacidad de controlar la entrada al país de personas que pudieran llegar con el propósito de delinquir, agravando los insostenibles niveles de inseguridad y violencia que ya padecemos.

“Por último, es necesario que elaboremos, en base a un consenso nacional, las políticas públicas necesarias para solucionar estos males.

“Esas políticas públicas necesitan priorizar dos áreas fundamentales:

“Primero, enfrentar las causas que originan la inseguridad y la violencia.

“Segundo, castigar, mediante la aplicación de la Ley, a quienes crean inseguridad mediante la delincuencia, el crimen, la violencia y, de manera especial, la corrupción.

“Señoras y señores:

“Lo que necesitamos, para enfrentar de manera decidida y eficiente la inseguridad ciudadana, el crimen y la violencia que nos vulneran, es conjugar políticas públicas coherentes y planes efectivos.

“A fin de conseguir los resultados que la ciudadanía espera para enfrentar la delincuencia y la inseguridad es necesario tener voluntad política, valentía y firmeza, para tomar todas las medidas necesarias, caiga quien caiga.

“En mi caso particular, como hombre público, he dado muestras fehacientes de que tengo la decisión, el coraje y la voluntad para enfrentar, junto con la ciudadanía, el drama de la inseguridad ciudadana.

“Por eso hago un llamado a todos los sectores de la sociedad para consensuar las políticas, los planes, y las acciones que den al traste con la inseguridad y la violencia en el país.

“Señoras y señores:

“¡Juntos, podemos lograrlo!

“Muchas gracias”.

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