“Uno de los mejores partidos de mi carrera en este superficie”, graficó Djokovic. Y no es para menos: una hora y 29 minutos necesitó el serbio para escalar a su tercera final consecutiva de Grand Slam y N°24 en el global.
Ahora, Nole irá en busca de un inédito séptimo título en Melbourne (donde está invicto en finales), más que cualquiera en la Era Abierta. Y el 15° trofeo Major, para quedar a dos de Nadal y cinco de Roger Federer.
Djokovic y Nadal recrearán entonces aquella histórica final de Australia 2012, de casi seis horas (la final más larga de cualquier Grand Slam) y que terminó con ambos a punto del colapso en la ceremonia en cancha.
Será el clásico número 53 de la rivalidad más extendida de la Era Abierta, que hasta aquí el serbio lidera 27-25. El último cruce se dio seis meses atrás, en semifinales de Wimbledon, y fue igualmente épico, con victoria de Djokovic 10-8 en el quinto set.
Para Pouille, que disputaba su primera semifinal de Grand Slam, la gesta ya estaba hecha en las ruedas previas: antes de 2019, el francés estaba ¡0-5! en el torneo. De no ganar un partido, Amélie Mauresmo mediante, el ex Top 10 tuvo las mejores dos semanas de su carrera y demostró que puede volver a pelear por los primeros lugares.