El experto en derecho migratorio, Juan Miguel Castillo Roldán, valoró este jueves la decisión del Gobierno de no adherirse al Pacto Mundial de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) para la Migración, pero planteó la necesidad de que el Consejo Nacional de Migración se reúna y defina la política migratoria dominicana.
El abogado Castillo Roldán abordó el tema al ser entrevistado por los periodistas Manuel Jiménez y Diógenes Pina en el programa Propuesta de la Noche donde se refirió a la decisión en términos jurídicos, considerando solo aspectos constitucionales, de los derechos migratorio e internacional público.
“El derecho internacional público establece que las políticas que son de la jurisdicción y competencia exclusiva de los Estados no pueden ser delegadas, es decir, un organismo internacional no puede disponer de protección de las fronteras y regulación de entrada, permanencia y salida” de personas, afirmó.
Sin embargo, planteó la necesidad de que los organismos nacionales competentes en la materia trabajen en conjunto para analizar la situación y documentos como la declaración y el pacto, de modo que se rescaten los aspectos positivos y se defina qué se necesita para aplicarlos.
con las disposiciones vigentes, el consejo debe disponer la política migratoria de República Dominicana basándose en intercambio de información, análisis de las tendencias y los perfiles migratorios, análisis del mercado laboral y una serie de informaciones que, de acuerdo con el abogado, no existen o son muy incompletas.
Puntos positivos y negativos del pacto
Argumentó que en el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular de las Naciones Unidas “se asume como un postulado que las migraciones generan prosperidad, desarrollo e innovación, desconociendo que el éxodo descontrolado e ilegal plantea múltiples problemas, distorsiones y efectos adversos que es colocado en un segundo plano y, en varias ocasiones ignorado.
Sin embargo, consideró como “un hito” dicho documento, al entender que el mismo “reconoce el fenómeno migratorio como un rasgo distintivo de la globalización en que las naciones comparten responsabilidades para el desarrollo sostenible”.
Observó, igualmente, que aunque el pacto reconoce el impacto de las migraciones en los países de acogida, proponiendo la cooperación con respecto a ellos, sin embargo, coloca en plano secundario la importancia de promover el desarrollo de los países de origen y victimiza de forma generalizada a los desplazamientos migratorios fomentando la política asistencialista.
Para Castillo Roldán otro de los aspectos negativos de este pacto es que asume como prácticas generalizadas los fenómenos de xenofobia, racismo y discriminación, lo cual entiende implica que el Estado acepta tal fenómeno como recurrente y sistemático en su propio espacio.