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Vientos de cambio soplan en las Comunicaciones Dominicanas

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La obsolescencia que acusan la mayoría de las legislaciones en materia de Comunicaciones en la República Dominicana precisa de un consenso que garantice las adecuaciones que se necesitan para que la sociedad y el Estado dominicano asuman un mejor control y regulación de los medios de Comunicaciones y las prestadoras de servicios de Telecomunicaciones en el país.

Este tema ha sido objeto de preocupación del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), la Asociación Dominicana de Radiodifusoras (ADORA), de la Asociación de Empresas Prestadoras de Telecomunicaciones y de los profesionales de la Comunicación en sentido general, quienes abogan por que todas las Leyes de las Comunicaciones sean reformadas para regular efectivamente el avance que ha logrado el país en esa área.

Nosotros preocupados por esa situación y esperanzado en que se le busque una solución en el tiempo más inmediato posible hicimos una propuesta que más bien el gobierno y los organismos antes mencionados deberían de acoger para que elaboren un Código de la Comunicación derivado de la reforma de todas esas leyes que se han quedado anquilosadas en el tiempo y hoy no sirven para regular nada.

En ese sentido, les presento el discurso del lanzamiento de mi libro “Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas Vistas por un Testigo de Excepción” y celebración de los 20 años del programa Agenda Semanal, donde nos referimos a este y a otros temas de interés general.}

Hace poco más de dos años estuvimos junto a muchos de ustedes en este escenario augusto de la cultura dominicana poniendo en circulación, nuestro libro “Huellas de una Trayectoria Periodística”, el cual sirvió como introducción a las inquietudes que se han despertado en mí en transitar por atrayente mundo de la escritura.

En esa ocasión, anunciamos que nos encontrábamos dando forma a lo que hoy se ha convertido en realidad, la entrega a la sociedad dominicana y al mundo, del libro “Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas Vistas por un Testigo de Excepción”, lo que significa que hoy cumplo ante ustedes lo que les prometí hace más de dos años.

Sin embargo, contrario a nuestra anterior puesta en circulación del libro ya mencionado, en esta oportunidad se trata de una doble celebración, que incluye la conmemoración de los 20 años de creación del programa de Televisión Agenda Semanal, el cual fundamos el 24 de mayo del 1998, en Santo Domingo Tv, canales 69 de uhf y 24 de los sistemas nacional de cable, donde se transmite todos los sábados a las 2 de la tarde y ha permanecido de manera ininterrumpida durante estas dos décadas.

La idea de crear este espacio de televisión, nos surgió mientras cursábamos los estudios de Comunicación Social, en la Universidad Dominicana OYM, luego de analizar la situación de precariedad salarial por la que atraviesan desde hacen más de cinco décadas los periodistas de nuestro país.

Es así que mientras ejercía el reporterismo en los principales noticieros de televisión del país, mantenía la producción de Agenda Semanal, lo que en principio constituyo un desafío para mí, debido a que en la Republica Dominicana no era común ver a un periodista reportero producir un espacio de televisión, como el que inicie hace dos décadas.

Esa situación, hizo que algunos colegas vieran con pesimismo el futuro de este espacio, y hasta pronosticaran que no llegaría muy lejos, pero el tiempo se ha encargado no solamente de desmentir esa aseveración, sino de que Agenda Semanal sirviera de inspiración a otros periodistas para que crearan sus programas, incluyendo combinaciones mercadológicas derivadas de su nombre principal, Agenda.

Parafraseando al cantante Gardel, 20 años no es nada, no obstante las imágenes que ustedes han visto en el día de hoy sobre el discurrir de Agenda Semanal, nos indican que aunque no son muchas, dos décadas pesan, pisan y dejan huellas, pero seguiremos firmes en el propósito de preservar este patrimonio del pueblo dominicano que fue creado para hacer un periodismo diferente, basado en la defensa del honor, el decoro y la ética profesional que abrazamos desde nuestros origines en el periodismo.

En cuanto al libro “Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas”, que ponemos a la consideración de nuestros lectores, la sociedad dominicana y las personas que en cualquier parte del mundo se interesan por conocer la marcha de la Industria de las Telecomunicaciones en nuestro país, recoge más de un siglo de avances y crecimiento del sector en la República Dominicana.

A través de este texto, hemos realizado un amplio y minucioso recorrido temático, exponiendo de manera práctica y llana cada una de las etapas que han caracterizado el avance y desarrollo de la Industria de las Telecomunicaciones en la Republica Dominicana, tomando como fundamento el invento del Código Morse, por parte de Samuel Morse, considerado el padre de las Telecomunicaciones.

Tras realizar una pormenorizada descripción de ese importante episodio que permitió el despegue de la Industria de las Telecomunicaciones a nivel mundial, nos adentramos de inmediato a presentar cada una de las etapas de desarrollo de las Telecomunicaciones Dominicanas, teniendo como fundamento la instalación del primer cable submarino entre Puerto Rico y República Dominicana en el año de 1883, durante el gobierno del presidente Ulises Heureaux (Lilis), a quien se le reconoce por haber dado el primer paso en el avance de las Telecomunicaciones criollas.

La semilla que en su momento sembró el presidente Heureaux germino y siguió creciendo durante las intervenciones de los Estados Unidos, principalmente en el periodo de 1916 a 1924, cuando los norteamericanos trajeron al país sofisticados sistemas de comunicación que utilizaron en la Industria Azucarera y en sus estructuras militares para tener el control estratégico del Estado dominicano.

Esa visión estratégica que se tenía sobre el Sector de las Telecomunicaciones como ente de Seguridad de los intervencionistas y el Estado propiamente dicho, tuvo su apertura en 1930, con la llegada de Rafael Leónidas Trujillo, al concedérsele por primera vez las licencias de operación a dos empresas de telecomunicaciones para brindar servicios de carácter privado; se trata nada más y nada menos, que de la Compañía Dominicana de Teléfonos (CODETEL) y Toleran, esta ultima de capital dominicano que al cabo de unos pocos años de servicio desapareció.

Teleram no pudo resistir la competencia que para la época le hizo la empresa de capital foráneo CODETEL, y tuvo que vender a esa empresa toda la infraestructura que había adquirido principalmente en la región Este, dejándole el predomino del mercado de las Telecomunicaciones que comparte hoy día, debido a que es la institución del Sector de las Telecomunicaciones que posee la más grande red de repetidoras a nivel nacional, por el espacio que ocupa desde el momento de su instalación en el país.

Antes y durante de la era de Trujillo, el Telégrafo Nacional como se le llamaba a la empresa Estatal que brindaba los servicios de Telecomunicaciones, fue considerado como un bien estratégico del gobierno y por esa razón durante muchos años, la Dirección General de Telecomunicaciones y la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos, permanecieron operando de manera unidas y sincronizadas en el Palacio de Telecomunicaciones de la Isabel La Católica esquina Emiliano Tejera, en la Zona Colonial, donde se encuentra actualmente el Centro Cultural de las Telecomunicaciones.

Con la caída del régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo, la Industria de las Telecomunicaciones de la República Dominicana tuvo un gran despertar, porque surgieron nuevas empresas prestadoras de servicios de Telecomunicaciones y la mayoría de canales de televisión de la banda VHF que todavía mantienen el dominio de la audiencia televisiva en el país.

Con excepción de Rahintel, frecuencia 7 de VHF, que fue el único canal privado que se otorgó al empresario Pepe Bonilla, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, las demás frecuencias televisivas fueron concedidas durante las décadas del 70 y el 80 por los gobiernos que se sucedieron, sin tomar en cuenta los criterios fundamentalmente técnicos, sino políticos y empresariales de manera coyuntural.

Pese a esa inequidad, por la que fueron marginados destacados profesionales de la comunicación, que en ocasiones lograron desarrollar proyectos con criterios realmente independientes, y fueron absorbidos por el gran capital de los dueños de medios de comunicación, porque no pudieron resistir la competencia, las Telecomunicaciones continuaron avanzando de manera acelerada y las empresas diversificando los servicios que ofrecían a la población dominicana.

La competencia que se produjo en el mercado privado de las Telecomunicaciones por la sed de las principales prestadoras en ganarse el favor de los usuarios, hizo que la empresa estatal de Telecomunicaciones, la (DGT), que además de ser órgano regulador ofrecía los servicios de telecomunicaciones, fuera perdiendo su espacio en el mercado por el abandono a que fue sometida por la escasa inversión en la adquisición de nuevas redes y tecnologías de comunicación.

El deterioro que sufrió la DGT, permitió que no solamente el Estado perdiera el control de su parte operativa, cuyos servicios eran más accesibles a la población por sus bajos costos, sino que también el aspecto regulatorio porque no contaba con los equipos ni los recursos humanos necesarios capaces de inspeccionar y supervisar efectivamente las empresas concesionarias de Telecomunicaciones.

Las necesidades del Estado de contar con un instrumento que por lo menos realizara las funciones de regulación, propicio las medidas de producir una mejoría en el espectro radio eléctrico y de asumir la responsabilidad de regular más efectivamente la radio y la televisión, así como las empresas de Telecomunicaciones que prestan servicios en el país.

Es así como se produce el proceso de Reunificación de las Frecuencias, que similar a ocasiones anteriores hubo sectores que le sacaron gran provecho político y empresarial, permitió que se resolvieran las interferencias que se producían entre las televisoras de las bandas de VHF y se crearan 28 nuevas frecuencias en la banda de UHF, garantizando nuevas alternativas de ver televisión a la población dominicana que ahora disfruta de más de 1000 empresas de telecable diseminadas en todo el país, que deberán someterse a la conversión digital que el Indotel anuncio que produciría en el año 2021, según su anterior presidente José del Castillo Sabañón, y que recientemente desmintiera el actual incumbente Luis Henry Molina, quien afirmó categóricamente que el país no tiene fecha específica para producir el apagón análogo que se había pospuesto en reiteradas ocasiones por el órgano regulador.

Es evidente que tanto la televisión dominicana desde que fue creada por José Arismendy Trujillo en 1942, y los servicios de Telecomunicaciones privados en 1930, con Codetel y 1940, con Teleram, las Telecomunicaciones Dominicanas han avanzado enormemente y eso lo debemos gracias al impulso de las principales empresas que han liderado el mercado criollo, con la adquisición de los más sofisticados equipos tecnológicos que ofrecen los mercados globales de las Telecomunicaciones en el mundo de hoy.

Ese significativo y tangible crecimiento motivado por la feroz competencia que se ha dado en el Mercado Dominicano de las Telecomunicaciones, ha sido lo que ha motivado que el autor de este libro, su servidor Balbueno Medina; que sirvió por más de 14 años a la Dirección General de Telecomunicaciones (DGT), haya plasmado en un lenguaje llano y sencillo cada proceso, para que el lector entienda el “Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas”.

De igual manera, he entendido que el gobierno para dar los pasos que dio, con el objetivo de conseguir una mejor regulación por el avance logrado por el Sector de las Telecomunicaciones, adopto la inteligente idea de reestructurar el Espectro Radio Eléctrico, crear el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones y someterse a las normas y reglamentos de los organismos internacionales de las Telecomunicaciones a nivel mundial, como forma de beneficiarse de las asesorías y facilidades otorgadas a los países miembros.

En definitiva, este libro hecho por un testigo de excepción, formado en el fragor del desarrollo del Mercado Dominicano de las Telecomunicaciones, tiene como objetivo fundamental recopilar en un mismo texto las experiencias personales vividas y las investigaciones que hicimos a partir del interés que mostramos en presentar a los lectores y curiosos de las telecomunicaciones, una alternativa que les sirva de consulta a la hora de tener que hablar de una historia más de las Telecomunicaciones Dominicanas, pero esta vez vistas desde la óptica de alguien que vivió parte del proceso de transición, crecimiento y desarrollo del mercado de las Telecomunicaciones.

Quiero expresar mi preocupación por la difícil situación por la que atraviesan las Telecomunicaciones y las Comunicaciones en sentido general, producto de la ausencia de marcos regulatorios adecuados a las nuevas circunstancias que vive el país y que ha provocado los enfrentamientos que se han producido entre prestadoras de servicios que amenazan con poner en entredicho la seguridad jurídica de la Republica Dominicana.

En ese sentido, proponemos que la Ley 153-98, que lleva 20 años de su aplicación, sea modificada para que en vez de solamente regular la parte operativa de las empresas de Telecomunicaciones, también se incluya la regulación de las nuevas tecnologías de la información y los servicios de redes sociales que estas ofrecen para reducir considerablemente los abusos, crímenes y delitos tecnológicos que se producen frecuentemente en nuestro país y que precisan de ser sancionados como ocurre en otras naciones del mundo.

De igual manera, abogamos por la adecuación y modernización de la obsoleta Ley 6132 de Expresión y Difusión del Pensamiento, del anacrónico reglamento 824 de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y de la Ley 10-91 del Colegio Dominicano de Periodistas, las cuales han estancado el avance de las Comunicaciones en la Republica Dominicana y limitado el desarrollo de las Escuelas de Comunicación Social, porque todavía nuestros profesionales continúan formándose bajo las herramientas proporcionadas por esas legislaciones fuera de época.

Lo ideal sería que el gobierno y los diferentes sectores de las Comunicaciones, nos reunamos en una cumbre para analizar y revisar todas esas legislaciones y en base al contexto histórico y coyuntural que vive el país, producir los cambios y adecuaciones que ameritan cada una de ellas, y de esa manera elaborar un Código de Comunicación que nos permita al Estado, como regulador, y a los Comunicadores, ir a la par con el crecimiento experimentado por los medios de comunicación, en este momento.

Luego de estas exhortaciones, finalmente les invito a leer, lo vivido e investigado por un testigo de excepción en la comunicación, contenido en este libro Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas, donde usted conocerá los hechos que han marcado la ruta del Desarrollo de las Telecomunicaciones en el país.

agendasemanal@hotmail.com

 

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