Cáncer de ovario: A veces también sorprende a la mujer joven

Aunque la gran mayoría de los cánceres de ovario se diagnostican en la etapa postmenopáusica de la mujer, también pueden afectar a las más jóvenes. Es el caso, entre otros, de los tumores de células germinales, que aparecen entre los 16 y los 30 años, un subtipo que representa el 2% de estas neoplasias malignas y silenciosas.

Hoy es el Día Mundial contra el Cáncer de Ovario, un tumor que en España tuvo una incidencia de 3.412 casos en 2017. Es el séptimo tipo de cáncer más frecuente en las mujeres y registra una alta mortalidad ya que, aproximadamente, en el 80% de los casos se diagnostica en estadíos avanzados al no dar la cara, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Además, se trata de un tumor heterogéneo que se divide en tres subtipos: el carcinoma epitelial, el más frecuente con el 85-90% de los casos; los tumores del estroma y los tumores de células germinales.

Estos últimos se desarrollan en las células productoras de óvulos y son los que, de forma poco frecuente, pueden aparecer en adolescentes y mujeres jóvenes.

“La característica de este tipo de cáncer es que presenta muy buen pronóstico (en función del tipo y del estadío) con un tratamiento quirúrgico adecuado y al ser un tumor muy quimiosensible. Tiene una supervivencia a los cinco años de más del 90%”, explica Eva Guerra, oncóloga médica de la Unidad de Tumores de Mama y Ginecológicos del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

Los tumores germinales se dividen a su vez en varios subtipos (teratomas, disgerminomas y tumores del seno endodérmico) con diferente grado de potencial maligno.

“Por eso es necesario que un patólogo experto en cáncer de ovario determine de qué variante se trata y, en función del grado de agresividad, plantear los tratamientos complementarios a la cirugía”, señala la doctora.

Aunque cada caso debe ser analizado de forma individual por un comité multidisciplinar, la juventud de la paciente y el estadío puede abrir la posibilidad de una cirugía que preserve la fertilidad extirpando solo el ovario afectado y conservando el otro ovario libre de masa tumoral. Cuando se opta por esta cirugía, en la paciente debe realizarse un seguimiento estrecho con ecografías periódicas.

“Con el tiempo y una vez que la paciente haya conseguido su deseo de ser madre, se debe realizar la cirugía completa”, puntualiza la especialista.

Además, en caso de extraer los ovarios, también se contempla mantener el útero, siempre y cuando sea seguro desde el punto de vista oncológico, para poder en un futuro desarrollar un embarazo.

Mujeres jóvenes con cáncer de ovario epitelial

Aunque tampoco es frecuente, existen casos de mujeres jóvenes afectadas por el tipo de cáncer de ovario más frecuente, el carcinoma epitelial, que aparece en la etapa postmenopáusica.

Así le ocurrió a una mujer de 31 años que llegó a urgencias del Hospital de La Fé de Valencia por molestias e hinchazón abdominal. Presentaba ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) y se le descubrieron dos masas en el ovario. Se trataba de un carcinoma epitelial avanzado.

“Es un cáncer que tarda mucho en dar la cara y cuando empieza a dar síntomas son muy inespecíficos”, confundiéndose con otras alteraciones como molestias digestivas, cambios en el hábito intestinal o aumento de la frecuencia urinaria, indica Marta Gurrea, ginecóloga de la Sección de Oncología Ginecológica del Servicio de Ginecología del citado hospital público valenciano.

Por eso el diagnóstico precoz se ha convertido en el caballo de batalla. “No tenemos todavía un sistema de detección precoz y las revisiones rutinarias con ecografía y marcadores tumorales específicos no han demostrado que podamos diagnosticar el tumor en fase inicial”, señala.

Según la ginecóloga, existen ocasiones en las que se detecta de forma incipiente por casualidad, cuando la paciente se ha sometido a una cirugía ginecológica por cualquier otro motivo.

Por su parte, la oncóloga Eva Guerra recomienda que si esos síntomas leves, a los que no se suele prestar especial atención al principio, “duran más de tres semanas, estas pacientes deberían someterse a una valoración diagnóstica más profunda para así descartar un posible cáncer de ovario”.

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