Malasia interceptó este martes un barco que transportaba a 56 refugiados rohinyás desde Myanmar hacia la isla norteña de Langkawi y les permitirá la entrada al país por razones humanitarias, mientras grupos de derechos humanos esperan que continúen los viajes peligrosos por mar en la zona.
El barco se detuvo en una isla en el sur de Tailandia el sábado después de una tormenta. Según funcionarios, los refugiados se dirigían a Malasia.
La embarcación había zarpado del estado de Rakáin en Myanmar, dijo la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR).
La Agencia de Administración Marítima de Malasia dijo en un comunicado que el barco transportaba a 19 hombres, 17 mujeres y 20 niños. Fue escoltado a la península y sus ocupantes fueron entregados a las autoridades de inmigración para su procesamiento.
La política habitual de Malasia ha sido rechazar los barcos de refugiados que intentan llegar a tierra, a menos de que las condiciones climáticas sean malas, aunque miles de personas han logrado entrar en el país a lo largo de los años.
“En general, los 56 pasajeros, la mayoría niños y mujeres, están a salvo, pero cansados y hambrientos”, dijo a Reuters el almirante jefe de la marina de Malasia, Ahmad Kamarulzaman Ahmad Badarudin. “Les hemos proporcionado agua, comida y otra ayuda humanitaria”, añadió.
Según la ONU y grupos de derechos humanos unos 700.000 rohinyás huyeron de sus hogares en Rakáin hacia Bangladés después de que unos ataques de grupos extremistas en agosto del año pasado desataron una ofensiva militar que según Naciones Unidas y países occidentales constituyó una limpieza étnica.
