Con una plegaria a Apolo, el dios sanador, se inició por los años 370 a. C, la reunión de comensales que habían sido convocados a la casa de Agatón para discutir sobre el amor. Así lo dijo Apolodoro en la narración que ocurrió en aquel tiempo, y que hemos disfrutado gracias a Platón en el “Banquete”, que es una de sus obras más importantes, más perfectas, y que más influencia ha tenido en todo el pensamiento universal.
Después, que se tiene el privilegio de vivir más allá de los cincuenta, y tener la oportunidad tranquila de repasar nuestras memorias, releer El Banquete de Platón, en esta época decembrina, donde el “amor” es el centro de las festividades pascuales, resulta una lectura confortante y oportuna.
Al parecer, por tratarse en esta obra del amor con un enfoque filosófico, es que algunos tratadistas han tipificado de “Amor platónico”, la visión que tuvo Platón acerca del amor, dando una interpretación de que el amor «platónico», es aquel no correspondido o imposible.
Pero en esencia no es de eso que se trata. Los postulante convidados al Banquete, trataron del amor desde el color del cristal con que ellos lo miraban. Hablaron de Eros, del Eros noble y del Eros vulgar. Pero en definitiva, hacia donde nos conduce Platón al través de Sócrates, es al amor del alma, al amor que en resume, se centra en el deseo de poseer siempre el bien; al amor como impulso que nos lleva a conocer y a contemplar la belleza en todas sus manifestaciones.
Aspirar en estas breves líneas, analizar con amplitud la obra y las ponencias expuesta en ese simposio, no es nuestro propósito. Más bien, lo que aspiramos es que podamos acercarnos a este Banquete, que tiene como centro fundamental el amor, y que desencadenó en una fiesta que alcanzó hasta el alba, y Sócrates se ha quedado en vigilia, en la espera nuestra, para conversarnos, porque ya todos se han ido y el sueño ni el alcohol han minado su entereza… Te invito, que es en definitiva mi propósito, que en este tiempo, disfrutemos en releer este rico “Banquete”, en que se puede apreciar el amor que en definitiva es lo que nos proporciona la paz que deceamos. ¡Feliz Navidad!