Yogur griego: beneficios y diferencias con el normal

No hay un dato específico que determine de dónde es originario el yogur. Sin embargo, hay teorías que indican que surgió en Europa oriental, hace 4500 años.

En la actualidad encontramos una enorme lista de marcas y variedades de yogures. Gracias a su aporte nutricional, el yogur ha tomado gran importancia.

Entre sus nutrientes encontramos:

Proteínas
Lípidos
Carbohidratos
Vitaminas
Minerales
Estos permiten una mejor absorción de los alimentos, porque favorecen el tránsito intestinal.

Pero, ¿cómo es el yogur griego? Se caracteriza por tener un color entre blanco y crema, con una textura suave y un peculiar sabor ácido, es decir, la mezcla entre crema y el queso cottage.

Cuenta con un alto elevado contenido de proteína que provoca un efecto de saciedad.

Es el resultado de poner el yogur tradicional bajo presión hasta eliminar el contenido de humedad. Con esto se extrae e l suero líquido, y por eso la consistencia es más espesa y con menos azúcares.

Beneficios
Adecuado para las personas con intolerancia a la lactosa
El yogurt griego tiene un bajo nivel de lactosa en comparación de otros productos lácteos.

¿La razón? El proceso de fermentación mantiene cultivos vivos y activos que se encargan de convertir la lactosa en ácido láctico, que es mucho más fácil de absorber.

Sin embargo, es importante considerar el nivel de intolerancia a la lactosa de forma individual, pues hay personas a las que sí puede provocarle efectos secundarios.

Mejora la digestión
Este yogur es muy fácil de digerir debido a que contiene menos hidratos de carbono que el resto de los yogures.

Además contiene probióticos y bacterias saludables que trabajan removiendo los residuos de los alimentos que se adhieren a las paredes intestinales.

Fuente de calcio
Como otros productos lácteos, el yogur griego también aporta calcio al organismo.

De esta forma nos ayuda a prevenir enfermedades como la osteoporosis y otros problemas óseos, ya que refuerza los huesos y permite que estos absorban mejor los nutrientes.

Entre tanto, el calcio regula el sistema nervioso y muscular. Por ello, cuando hay una deficiencia de este mineral experimentamos calambres o adormecimiento en los dedos, así como irregularidades cardíacas.

Pérdida de peso
Por lo general, el yogur griego es más bajo en grasa que el resto, además de aportar gran cantidades de proteínas.

Es decir, este yogur tiene menos azúcar y por ende menos calorías.
Eso sin contar que la proteína da sensación de saciedad por periodos largos, evitando que consumas meriendas altas en carbohidratos.

La ingesta de yogur griego aumenta la cantidad de glóbulos blancos, que son los encargados de combatir las infecciones bacterianas y virales.

También los probióticos nos ayudan, puesto que los cultivos vivos mejoran la comunidad de bacterias beneficiosas que se encuentran en el intestino, evitando que otras dañinas se implanten y formen gérmenes patógenos.

Reduce los niveles de colesterol
El yogur griego funciona como tratamiento natural para combatir el colesterol.

Este contiene Lactobacillus Acidophilus, una bacteria beneficiosa que actúa contra la síntesis endógena del colesterol malo (LDL).

Dicha bacteria reduce las sustancias que pasan por el torrente sanguíneo. De esta manera, cuando llegan al hígado, ya no se forma la misma cantidad de colesterol.

¿Yogur griego o normal?
La próxima vez que elijas un yogur para tu despensa, toma en cuenta las cualidades del yogur griego:

Tiene un porcentaje más alto de proteína. Más de 6 gramos por cada 100 gramos. Es decir, el doble que un yogur normal.

Se obtiene a partir del suero de la leche, reduciendo la lactosa y, por ende, tiene menos carbohidratos y azúcares.

Es ideal para agregarlo a tus platillos y sustituirlo por otros ingredientes más calóricos porque no se cuaja al someterlo a altas temperaturas.

El yogurt griego es naturalmente bajo en lactosa.

Se considera un producto vegetariano, a menos que le añadan gelatina (colágeno animal).

En realidad los dos tipos de yogures son buenos para el organismo. Sin embargo, se recomienda consumirlo de forma natural, en donde no pase por un proceso de conservación ni tenga saborizantes o colorantes.

Cabe resaltar que una porción de 220 g de yogur proporciona más del 25% de calcio que una taza de leche.

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