HealthDay News.- Muchas personas en riesgo de fibrilación auricular probablemente sí sufren del ritmo cardiaco irregular, pero no han recibido un diagnóstico, informa un estudio reciente.
Casi 1 de cada 3 pacientes del estudio tenían una fibrilación auricular sin detectar que solo se descubrió mediante el uso de implantes de monitorización cardiaca a largo plazo, señalan los investigadores.
Según estos resultados, es probable que haya muchos más casos de fibrilación auricular sin detectar entre los adultos mayores, planteó el investigador líder, el Dr. James Reiffel, cardiólogo y profesor en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
«Una monitorización continua de esos pacientes, como la que hicimos, puede detectar una fibrilación auricular que de otra forma no se sospecha, lo que puede conducir al tratamiento antes de que surjan complicaciones», dijo Reiffel. «Cuando se monitorizó durante 18 meses, se detectó fibrilación auricular en casi uno de cada tres, al igual que en un 40 por ciento a los 30 meses».
La fibrilación auricular conlleva un temblor irregular en las cámaras superiores del corazón, llamadas aurículas. La fibrilación auricular duplica el riesgo de muerte relacionada con el corazón, y aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) cinco veces, según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
La sangre tiende a acumularse y coagularse en las aurículas durante este ritmo cardiaco irregular, lo que puede conducir a un ACV si un coágulo se desprende y obstruye una arteria que va al cerebro.
Los pacientes con fibrilación auricular con frecuencia reciben recetas de anticoagulantes para reducir su riesgo de ACV.
Para ver si la monitorización a largo plazo puede ayudar a detectar la irregularidad del ritmo cardiaco, Reiffel y sus colaboradores reclutaron a 385 personas que no parecían sufrir de fibrilación auricular pero que sí tenían problemas de salud asociados con la afección del corazón.
Más o menos un 90 por ciento de los participantes tenían síntomas relacionados con la fibrilación auricular, como fatiga, problemas para respirar o palpitaciones cardiacas. Muchos tenían a partir de 75 años de edad y otros factores de riesgo, como insuficiencia cardiaca, hipertensión, diabetes, un ACV anterior, enfermedad de la arteria coronaria, problemas en los riñones, apnea del sueño, o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
A todos les pusieron un monitor cardiaco insertable, que es un minúsculo dispositivo implantado justo debajo de la piel del pecho. El monitor (más o menos del tamaño de una pila AAA) registra de forma continua la actividad cardiaca, y transmite sus datos con regularidad para que los cardiólogos los revisen.