Meditabundo: Evitar el sufrimiento

 

En el escritorio miro la reproducción de la imagen de mí siempre presente, mi padre. Sigo escuchando sus enseñanzas. Recuerdo con su explicación: “El hombre más feliz del mundo no tenía camisa”. Ahí el gran exponente del estoicismo. Epicteto con lo único que poseía. Un jergón y una lámpara de barro. ¿Cuál es propósito verdadero de la vida? El acontecer es el hombre caminando en la pérdida de su propia vida. Consuetudinario en el tener más de lo necesario, sea como sea hacerse millonario, en vez de buscarle solución a los males, el sufrimiento que causa poseer lo indebido, ilegal, inmoral. Hay un límite más allá del cual la honestidad deja de ser una virtud. Contaminado por lo ajeno, principalmente lo que debe administrar y no asignárselo, vergonzoso peculado. Se equivoca, el Ser Supremo, viviente, guía de la humanidad, no tolera violación a su ley. Todo el mal que se hace se paga, el perdido no acepta como cierto la ley del amor, está aferrado al egoísmo, apego a lo que no le pertenece. Por qué no se obediente a su padre creador que indica liberal a la humanidad de la nescencia de la existencia material. Ya lo vemos, el hombre en dificultades por no aceptar la ley superior de la creación. Por qué no hacerse preguntas de su sufrimiento, saber el porqué de su padecer. Ahí está buscar la ausente sinceridad de obedecer a Dios. Amar como un bien todo lo que hace. Ya entiende el propósito de la vida. Saber cuál es su lugar. Actuar en armonía con lo dispuesto, acordar con la misión de su tránsito de vida humana. Ya comprendemos el porqué la derrota de la vida, ese afán de tener, esclavo del sistema de interés económico, lo material, egoísta, mezquino, abusivo, ladrón, creador de todo lo malo. Nada de tratar igual a los iguales.

Elimina lo justo, por ello está condenado al sufrimiento. Se necesitan hombres nuevos, entregados a los demás, servir al bienestar colectivo. Amar al hombre, solo por ser hombre. Para eso es que Dios planta el hombre en la tierra, obedeciendo la ley natural e identidad viviente, tiempo eterno.

El ser humano sabe cuál es el mandato natural, vivir dedicado a una vida pura. Pero, he visto muchos, muchos hombres presentar a la gente su intención para demostrar lo capaz que es para servirle. Mentira, plena moral hipócrita. Los hechos lo retratan, no tiene el poder de ocultar, borrar el mal que hizo. Renacuajo. La ley eterna supera toda falsedad y castiga.

Por hoy escuchamos a Frank Crane. “Junto a lo que un hombre es, nada significa lo que un hombre tiene”.

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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