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Sofía Lachapelle, su pasión por el periodismo, sus batallas y sus planes

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@por Glenda Galán

Atenta, afable y muy luchadora, así es Sofía Lachapelle una dominicana que, a pesar de su larga trayectoria en la televisión, ha aprendido que la vida hay que vivirla un paso a la vez.

Amante de su trabajo como periodista, considera este oficio como un apostolado, en el que la palabra “servicio» debería ser una constante.

En esta etapa de su vida, Sofía comparte su tiempo entre su trabajo en el programa Al rojo vivo, que se transmite por Telemundo, y su Fundación Un paso a la vez, cuyo objetivo es brindar información sobre el autismo y sobre cómo ayudar a las personas que al igual que sus propios hijos, viven con esta condición.

En este encuentro que sostuvimos conversamos sobre su pasión por el periodismo, sobre los retos que ha tenido que enfrentar dentro y fuera de la pantalla y sobre las metas que se ha propuesto alcanzar en los años venideros.

-¿Sofía cómo inicias el la televisión?

-Empecé en Puerto Rico en el canal 4, WAPA Televisión, luego por cosas del destino me transfieren a la plaza de Univisión en Miami y aunque era un part time lo acepté, pues ya mi familia se había mudado a Miami.

-¿Qué te enamoró de esta ciudad?

-Me encanta Miami, te lo digo honestamente. He viajado por muchas ciudades porque mi esposo se mudaba mucho por el trabajo. Es muy diversa, igual que en Nueva York aquí puedes encontrarte con personas de todas partes del mundo. Con la ventaja de que aquí tenemos el calorcito, el sol, las playas y la cercanía. Me monto en un avión y llego a Santo Domingo en dos horas y eso me encanta.

-¿Como pudiste mantener ese cariño por nuestro país a pesar de haberte ido a vivir a Puerto Rico muy pequeña?

-Los latinos, en general, se encargan de inculcar el amor por el país de origen. En nuestro caso, las madres dominicanas se encargan de que comas mangú, de peinarte con colitas, en fin; de mantener esa herencia de nuestro país, esa bandera y ese himno presentes. Soy Dominicana hasta la tambora.

-¿Tus hijos qué han asimilado de la cultura dominicana, aún viviendo en Miami?

-Es interesante, pues ellos van conmigo siempre que puedo a Santo Domingo y han aprendido sobre la música. A mi hijo chiquito le encanta bailar, entonces yo bailo con ellos merengue en la casa. En cuanto a la comida por ejemplo, les gusta, el arroz, la habichuela, la carne (lo que llamamos la bandera).

-¿Cuál ha sido el reto más grande que has tenido que enfrentar como comunicadora aquí en Estados Unidos?

-El reto ha sido demostrar que aunque no tenía la experiencia necesaria cuando empecé, pues tenía el deseo y la pasión. Porque en este medio de las comunicaciones todo el mundo tiene pasión. Todo el que está en esto ama lo que hace, entonces sobresalir y demostrar un poco más allá requiere dedicarte por completo. Es el sacrificio de trabajar largas horas y eso la gente lo nota, especialmente cuando hay noticias de último minuto; hay gente que toma su bolso y se va, mientras que otros que nos quedamos.

-¿Qué ha sido lo más importante de trabajar en el programa Al rojo vivo?

-Lo más importante es que me siento que formo parte del equipo de producción. Aquí tu traes ideas, se discuten y los productores ejecutivos te escuchan y se realizan. Tu no solo eres un periodista recibiendo órdenes, eres un periodista que aporta a la producción, algo que te hace sentir que también es tu programa. Eso ha sido sumamente importante luego de tantos años en esta carrera. A Telemundo hay que darle el crédito como cadena por esto.

-¿Qué es lo que menos te gusta del trabajo del mundo de la televisión?

-Las largas horas que no puedo estar en casa. Creo que todas las madres que trabajamos en esto quisiéramos estar más tiempo en casa. Yo he podido ver esto como una fuente de trabajo, pues desde el primer día he entendido que aunque la cámara tenga su magia, a mi no me encanta. A mí lo que me encanta es servir. Lo digo porque a veces algunas personas se creen eso de ser estrellas y estrellas solo hay en el firmamento. Yo valoro y cuido mi trabajo porque es el sustento de mi familia y además es una satisfacción servir a la comunidad. La palabra del periodista debe ser servir y yo me siento como una servidora pública.

-Hablando de ese servicio, ahora tienes la Fundación Un paso a la vez. ¿Cómo nace la fundación y cuáles son los objetivos que esperas lograr con ella?

-La fundación nace porque encontré el propósito de mi vida. Uno a veces va por la vida preguntándose: ¿Para qué vine al mundo? Imagínate yo, que me he salvado dos veces de la muerte. La primera vez el 11 de septiembre del 20011 en Nueva York, es una historia que mucha gente conoce y la otra que tuvo que ver con el nacimiento de mi segundo hijo. A raíz de eso le Decía a Dios: ¡Tu me amas tanto! ¿Qué quieres de mí?. Y al tener mis hijos con la condición de autismo, entendí que esa era mi misión.

Un paso a la vez es mi forma de darle gracias a Dios por todas las cosas que ha hecho por mi y no me refiero a nada financiero, me refiero a estar viva y también me refiero a que poco a poco veo adelanto en mis hijos y yo quisiera que todas las madres con hijos especiales tengan esa esperanza.

-¿Cuál ha sido una de las mayores satisfacciones que te ha dado el haberte involucrado de lleno en sacar adelante a tus hijos?

-Son varias, los padres siempre tenemos metas y al principio queremos que se cumplan mediante un milagro. Pero en esto los logros se ven a diario, un paso a la vez. Por ejemplo, cuando mis hijos volvieron a hablar, cuando volvieron a mirarme, cuando volvieron a decirme mamá. Pero dónde más lo agradezco y donde más veo el resultado de ese trabajo, es cuando ellos han podido comunicar lo que les molesta. Ya ellos pueden pensar, analizar y comunicarlo. Ese ha sido uno de los mayores logros.

-En una entrevista anterior, expresaste que “se ha perdido el detalle a la vida”. ¿Cuáles son esos detalles que valoras siendo una madre con niños autistas?

-El niño autista te enseña a vivir segundo a segundo, detalle a detalle. Hazte de cuenta que estos seres humanos se quedan como un papel en blanco y tu tienes que irles poniendo todos los colores de la vida. Una de las terapias de mis hijos era salir a la calle e irlos llevando un pasito a la vez.

Si me tardaba una hora para caminar una cuadra, pues era una hora y en esa cuadra yo le iba describiendo todo, las flores y sus colores, las hojas, o les decía miren un pajarito. Entonces yo tenía que detener el tiempo, la rapidez en que vivimos y regresar a lo básico, que es observar cada detalle del mundo y todo lo que nos rodea, porque tenía que llenar esa página.

-¿Cuál es la diferencia de un niño al que se le detecta tempranamente la condición de autista y uno que no?

-Lo más reciente que ha comunicado la Academia Nacional de Pediatría de Estados Unidos, que va liderando el tema del autismo, es que el 25% del total de los niños diagnosticados antes de los tres años a los que se les trata con mucha terapia, incluyendo la terapia de los padres en la casa, pueden mejorar hasta en un 70% de los síntomas. Mis hijos tienen hoy más de un 60% de mejoría y estamos hablando solo de seis años del diagnóstico.

-¿Qué esperas en tu vida en cuanto a lo profesional y familiar en los años que te quedan por vivir?
-Quisiera formar parte de un grupo de personas que es recordado por ayudar a los demás y servir de ejemplo a mis hijos. En mi profesión que se valore mi trabajo como lo ha hecho hasta ahora la empresa para la que laboro y crecer profesionalmente.

-Alguien una vez me dijo que cuando uno se convierte en madre, se convierte en madre de todos los niños y veo en ti ese amor hacia los demás al querer compartir tus conocimientos para ayudar a otros niños. Te felicito porque es muy admirable lo que haces.

-A mí me da tanto gusto poder abrazar a una persona y decirle: Confía en tu hijo, no en ti. Cuando yo aprendí que yo no tenía que confiar en mí, ni en lo que yo quería; si no en el potencial de mis hijos, dejé de preguntarme porqué y empecé a ver el para qué. A los padres les digo: Confíen en sus hijos y más cuando son niños especiales, porque ellos puede hacer cosas que quizás nosotros no podemos.

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