La larga travesía acumula de todo un poco, las neuronas sacuden sus rincones entregando lo vivido durante estos 89 veranos de soles y lunas. Creer ser perfecto es una creación de la mente que se toma como algo real o posible, nacemos con múltiples impulsos interiores y debilidades que podemos eliminar, pero, nunca ser completo. Así es la naturaleza humana. Se pueden ejercer múltiples valores y estar en el sumo bien. La felicidad. Ser ejemplo de luchar por la vida y amarla.
Poner la pulcra identidad, todo lo que es digno de hombre que camina en lo moral. Vivir en realidad, actual con la fortaleza espiritual frente a la propia verdad.
No olvidamos que los discípulos de Dios predicaron. “No se trata de que tu lo hagas todo perfecto, sino que te atreva a vivir la vida. No se trata de no cometer ningún error. No esconda tus errores, aprende de ellos. No es malo caer. Pero no permanezcas caído. Cuando hayas caído, levantarte. Si luchas, una y otra vez quedarás herido. No hagas caso omiso de tus heridas. Forman parte de tu camino. Ellas te capacitarán precisamente para amar, pues no hay ningún amor sin heridas. Entra en contacto con tus fuerzas masculinas, con tu agresividad, con tu disciplina, pero también con tus pasiones. Ellas te preservarán de una vida aburrida. Lucha por los hombres y su vida. Entrégate con todo lo que tienes a tu disposición. Encontrarás entonces gusto a tu masculinidad. Te capacitará entonces como hombre, para un amor que despierta vida, para un amor que está lleno de pasión y que te encontrará a ti y a tus seres queridos. Y llegarás a recordar que merece la pena emprender el camino hacia la plena realización como hombre. Llevando a cabo en este camino algo propio de Dios, algo que sólo a través de ti puede surgir”. Agregamos: Podemos ser uno en Cristo.
Nuestro invitado de hoy: Gandhi: “Tenemos que hacer de nuestra vida se adapte lo más posible a lo que tratamos de ser”.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
