Los adultos transgénero tienen más dificultades con su salud, y los investigadores afirman que no pueden explicar la disparidad por la pobreza o unos malos hábitos de estilo de vida.
Pero el investigador principal, el Dr. Carl Streed Jr., sugirió que una teoría conocida como el «modelo de estrés de las minorías» podría explicar las diferencias.
«La idea es que cualquier población que haya experimentado la estigmatización y la discriminación ve reflejada esta experiencia negativa en su salud» y en el modo en que la percibe, explicó Streed, investigador posdoctoral en el Hospital Brigham and Women’s, en Boston.
Los hallazgos no sorprendieron a un experto en la salud de las personas transgénero.
«Las personas transgénero todavía siguen siendo a menudo incomprendidas y marginadas», dijo el Dr. Stephen Rosenthal, director médico del Centro de Género Infantil y Adolescente del Hospital Pediátrico Benioff, de la Universidad de California, en San Francisco.
«Cuando miro a los últimos 8 años y medio en que he estado trabajando en esto, veo que las cosas se mueven en la dirección correcta, pero todavía queda mucho por hacer», añadió Rosenthal.
En el estudio, el equipo de Streed analizó los datos recopilados por los departamentos de salud estatales, en colaboración con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Desde 2014, este sistema de vigilancia ha incluido una pregunta sobre la identidad de género. Los investigadores observaron a más de 315,000 personas que respondieron a la pregunta de la identidad de género en 2014 y en 2015. Aproximadamente 1,400 de ese total fueron identificadas como transgénero.
Cuando el equipo de Streed comparó los dos grupos, encontraron que las personas transgénero eran más jóvenes, y era menos probable que fueran blancas, que estuvieran casadas, que cohabitaran, que tuvieran un hijo menor en la casa o que hablaran inglés.
Las personas transgénero también eran más propensas a tener unos ingresos bajos, a estar desempleadas, a no tener seguro y a tener necesidades médicas no satisfechas debido a los precios. También eran más propensas a tener sobrepeso y a reportar sentimientos de depresión.
Los investigadores observaron 3 resultados: los autorreportes de la salud general, las limitaciones debido a problemas físicos o de otro tipo, y problemas de concentración y para tomar decisiones. La asociación con una salud peor se mantuvo incluso después de tomar en cuenta factores conocidos que afectan a la salud, como el consumo de alcohol y de cigarrillos, y cualquier problema de salud que pudieran haber tenido ya los participantes del estudio.
Por ejemplo, aunque el 17 por ciento de los encuestados no transgénero tenían una salud mala o regular, aproximadamente el 23 por ciento de las personas transgénero sí la tenían.
Pero según Streed, se trata solo de una asociación. «Dado que nuestro estudio es un corte transversal de dónde está esta población ahora, no podemos decir definitivamente que se trata de una relación de causalidad basándonos en estos datos», dijo.
«Otros estudios han encontrado el mismo tipo de disparidades», dijo Streed, pero las cifras de esos estudios eran más pequeñas y tendían a proceder de un centro, mientras que su equipo reunió datos de muchos estados.
Según Streed, hay una cosa queda clara. Se necesitan más estudios para averiguar más cosas sobre estas disparidades. Todos los estados y territorios deberían recopilar los datos, dijo.
