El ambientalista y político Osiris de León se pronunció a favor de la construcción de nuevas represas, o en defecto, el dragado de las viejas, como una forma de prevenir daños viales como los dejados por las lluvias torrenciales que azotaron recientemente el país, que causaron daños estimados en más de 25,000 millones de pesos.
Nuestro país requiere mayores inversiones en la construcción de nuevas represas y en la limpieza de los sedimentos acumulados, a los fines de garantizar el almacenamiento del agua caída durante los períodos de lluvias, explicó.
El experto geólogo consideró que pese a que algunas de esas importantes obras hidráulicas están contempladas desde hace 25 años, y que en conjunto podrían almacenar 1,000 millones de metros cúbicos de agua, las mismas no se han podido emprender debido a que el Gobierno tendría que disponer de al menos 3,000 millones de dólares.
Esa suma hoy no está a nuestro alcance, dista de estar disponible en nuestro presupuesto público, y sería muy difícil acceder a préstamos por esa cantidad, porque nuestra deuda pública ya alcanza un 50% de nuestro producto interno bruto (PIB), apuntó De León.
Refirió que los organismos internacionales recomiendan que el endeudamiento de un país no sobrepase el 25% del PIB, lo que indica que la República Dominicana ya tiene el doble de lo aconsejable y eso limita a la hora de buscar préstamos para construir nuevas represas.
Con esa argumentación, el ingeniero geólogo sacó a relucir los perjuicios directos y colaterales que ocasiona al país el alto nivel de endeudamiento público, ya que de no ser la deuda pública superior a los 30,000 millones de dólares, se podría buscar prestados esos 3,000 millones de dólares y construir de inmediato esas 10 grandes represas que prevendrían los derrumbes de puentes y la anegación de zonas agrícolas con sus consecuentes pérdidas económicas, y el colapso de carreteras y caminos vecinales.
En este mismo orden, el experto defendió la pertinencia y factibilidad de la realización de las susodichas represas, en virtud de que se pagan solas en los primeros años de operación, porque son las obras públicas que cuentan con la mayor tasa interna de retorno de la inversión.
Al argumentó su posición al respecto, De León reveló que todas las represas se pagaron solas porque ellas producen anualmente grandes volúmenes monetarios que nunca han sido especializados para reinversión en el mismo sector, lo cual constituye un desperdicio y un contrasentido.
Dijo que la única opción que le queda al país en este contexto para almacenar más volúmenes de agua durante los ciclos de lluvias es comenzar a dragar los sedimentos almacenados desde hace 40 años en los embalses de las 34 represas, ya que en vista de que eso nunca se ha hecho, al día de hoy cerca del 40% del volumen originalmente disponible para almacenamiento de agua, que era de 2,500 millones de metros cúbicos de agua, ha sido ocupado por sedimentos arrastrados por los ríos.
Esto indica que hemos reducido nuestra capacidad de almacenamiento de agua en cerca de 1,000 millones de metros cúbicos de agua, cantidad que es exactamente igual al volumen de agua que podríamos almacenar con la construcción de las 10 grandes represas que están en la agenda del Indrhi, expresó Osiris de León.
