Macron aún necesita convencer a muchos votantes franceses

Emmanuel Macron ganó la elección presidencial del domingo por un amplio margen, pero incluso el entusiasmo de sus partidarios está limitado por el desafío que representa para un político sin experiencia lidiar con los profundos problema económicos, sociales y de seguridad de Francia.
 
Macron, un exministro de Economía que nunca antes había ocupado un cargo de elección popular, derrotó a la candidata de extrema derecha Marine Le Pen con un 66 por ciento de los votos contra un 34 por ciento, una margen mayor a los 20 puntos porcentuales que anticipaban los sondeos.
 
El centrista de 39 años ha prometido poner fin a la división política tradicional de izquierda y derecha, que, dice, ha permitido que intereses creados bloqueen reformas económicas fundamentales.
 
Para hacerlo tendrá que asegurar una mayoría parlamentaria en junio para un movimiento político que tiene un año de vida y que nunca ha presentado candidatos en elecciones anteriores.
 
«Sólo podemos esperar que Francia aproveche esta oportunidad», dijo el lunes el parisino Michael Juega.
 
Pero pese a la actitud decidida de Macron para marcar una diferencia, el entusiasmo por el exbanquero de inversiones tiene límites.
 
Un sondeo entre casi 7.000 votantes realizado el domingo por Haréis Interactivo arrojó que un 59 por ciento de quienes votaron por Macron lo hicieron principalmente para impedir que ganara Le Pen, lo que refleja el desagrado que aún provoca un partido considerado por mucho tiempo como un paria en Francia debido sus asociaciones xenófobas.
 
La encuesta, realizada para el canal de televisión M6, también arrojó que los partidarios de Le Pen están mucho más convencidos por las políticas y cualidades de su candidata: un 56 por ciento de los votantes de Le Pen creen que ella reflejó sus preocupaciones, mientras que sólo un 21 por ciento de los de Macron dijeron lo mismo de él.
 
Macron planea hacer frente a una década de débil crecimiento y de creciente desempleo con una reforma del mercado laboral francés, simplificando los sistemas tributario y de pensiones, reduciendo las regulaciones y gastando más en educación.
 
Le Pen ofreció una visión radicalmente diferente, con propuestas para sacar a Francia de la zona euro, realizar un referendo sobre su membresía a la Unión Europea y de imponer políticas comerciales proteccionistas para proteger a trabajadores franceses de lo que llamó «una globalización salvaje».
 
A diferencia de la elección presidencial, en que los partidos tradicionales quedaron eliminados en primera ronda, en la elección legislativa volverán a tener mucha importancia.
 
La empleada de tecnologías de la información Saskia Revesen dijo que ver «a todos los jóvenes realmente motivados por la política» en el Museo del Loquera le había dado esperanzas, pero que la disputa del domingo pareció una elección entre «el menor de dos males».
 
Y muchos claramente comparten esa visión, particularmente aquellos en la izquierda que se oponen vehementemente a Le Pen pero que no pueden digerir los planes de Macron para reducir los impuestos a las empresas y los empleos públicos.
 
Un récord de 11,5 por ciento de los electores votaron en blanco o nulo, mientras que un total casi récord de 25,4 por ciento de los votantes se abstuvo de sufragar, según cifras oficiales.

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