La noticia del lunes 21 de noviembre, publicada en primera página del Listín Diario, sobre el hospital HOMS de Santiago, y la innovación médica de colocar en pacientes delicados corazones artificiales, en estos momentos la leo con gran pesar, ya que el pasado sábado 19 falleció en Miami, Florida, mi compadre y hermano César Augusto Reyes Mora, quien tenía seis meses en Miami, con varios internamientos, en espera de un transplante de corazón que lamentablemente, por no haber disponibilidad, nunca pudo concretarse.
Hace casi dos meses, entre gestiones del seguro, juntas administrativas y médicas, habiéndoles dado a él dos eventos cardíacos en ese lapso, y con el dinero aprobado por el seguro para colocarle el corazón artificial (más de medio millón de dólares) como alternativa transitoria, ya que su corazón cada vez estaba más débil, con una función de eyección bastante baja. El sábado no pudo más y falleció.
Personalmente fui testigo – estaba ahí-, de la apatía y negligencia del personal administrativo y financiero del hospital Jackson, que manejó esa situación, con un paciente en ese estado, teniendo el dinero. Ellos pretendían (administración del hospital Jackson), que se les hiciera el pago total por el corazón artificial y el del futuro trasplante de corazón de manera simultánea.
Con ingentes esfuerzos, gestiones administrativas y financieras, tanto en Miami como en la República Dominicana, aceleradas por sus familiares, se logró segregar el pago de las dos cirugías y se le informó a mi compadre que se iba a volver a reunir el comité para fijar la fecha de cirugía, pospuesta anteriormente. A esa urgencia se le fue dando largas y él volvió la semana pasada muy preocupado al hospital, a consultar con la especialista que lo atendía desde hace tiempo. Al preguntarle a mi compadre cómo le había ido en su cita médica y que cuándo era la cirugía, me dijo con voz impotente: Que ya con todos los argumentos que había escuchado y el sinnúmero de cosas que le han dicho y tantas posposiciones, ni él mismo sabía. Este sábado en la mañana sucedió lo que se temía, a mi compadre le ocurrió otro evento cardíaco, llamaron a urgencias 911, y por desgracia no se pudo hacer nada.
Hoy, hemos perdido a un hombre joven, con mucho que aportar, hijo, padre y esposo ejemplar, amigo leal e incondicional y dominicano de gran sensibilidad social, como pocos.
Ojalá en el país se siga esa línea médica del HOMS, para evitar ir a establecimientos médicos extranjeros, que ven a los pacientes (seres humanos) como artículos comerciales, con algunos médicos que violando el juramento hipocrático, actúan como operarios de máquinas.
Si eso le pasó a mi compadre César Augusto Reyes Mora, un exitoso empresario, estoy seguro que esos sucesos dolorosos suceden a diario en los hospitales y clínicas locales y de los EEUU con pacientes de escasos recursos que mueren por no tener recursos económicos y utilizando los cada vez más inoperantes seguros médicos, Medicare o Medicaid.
¡Qué gran pesar!
Ojalá este clamor llegue donde debe llegar.
Dios te tenga en su gloria, hermano y compadre. Tu recuerdo vivirá en nosotros.
