Empezaremos este artículo con una sencilla pregunta: ¿Qué postura tienes ahora, mientras lees? ¿Está tu cabeza inclinada respecto a tu columna vertebral?
La mayoría de nosotros no solemos tomar conciencia de nuestros movimientos, de la forma en que nos sentamos, trabajamos o leemos.
Ahora bien, es necesario recordar que una postura incorrecta repetida a lo largo del tiempo suele ser la raíz de muchos problemas y trastornos de salud que, a menudo, achacamos a otras causas.
Sabemos, por ejemplo, que la migraña está relacionada con la activación o irritación de las fibras del nervio trigémino.
En ocasiones, determinados alimentos, cambios de temperatura u olores fuertes actúan como potentes activadores.
Sin embargo, también las posturas incorrectas son potentes disparadores tanto de las migrañas como de las cervicalgias.
Tu salud, tu bienestar y tu equilibrio interior se relacionan de forma directa con aquello que haces con tu cuerpo.
Hemos de tratarlo bien y propiciar una armonía corporal donde no hayan sobrecargas, donde no existan tensiones forzadas.
Puede parecer algo alarmista.
Sin embargo, los hábitos mantenidos a lo largo de nuestra época escolar, en el estudio, el trabajo y en nuestros instantes de descanso ante la televisión o incluso mientras dormimos, generan pequeños cambios en nuestro organismo.
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Destacar que hemos dicho organismo. No podemos olvidar que todo ese delicado sistema musculoesquelético afecta, a su vez, a nuestros órganos e incluso a nuestras emociones.
La ciencia encargada de estudiar todo este complejo (a la vez que fascinante) mundo es la posturología. Se trata de una disciplina del área de la salud que estudia el sistema tónico postural.
A su vez, también se analiza el modo en que cada persona se relaciona con su ambiente a través de lo sentidos, de los movimientos y de las distintas disfunciones que podemos presentar en cuanto a las posturas que llevamos a cabo.
Desde esta área de la salud nos lo dejan claro. Una postura incorrecta cristaliza en un dolor determinado.
Tanto es así que muchas lumbalgias, cervicalgias, mareos, migrañas, cefaleas, vértigos o podalgias podrían disminuir si cuidáramos un poco más nuestra postura.
La migraña y la postura de la cabeza
Apunta este consejo valioso: nunca adelantes tu cabeza más allá del eje de tu columna vertebral.
Cuando esto ocurre, la columna soporta más presión de la que debería y, a su vez, dispara la aparición de cefaleas y de migrañas.
Cabe decir, eso sí, que la postura incorrecta por sí misma no determina la aparición de las migrañas en personas que nunca las han sufrido.
Si tenemos antecedentes genéticos de esta condición, y si la solemos sufrir a menudo, el hecho de cuidar de nuestra higiene postural reducirá, sin duda, la frecuencia de su aparición.
Un proceso lento pero implacable
Desde la ciencia de la posturología nos indican que existen determinadas profesiones donde se asocia un mayor riesgo de sufrir ataques de migraña.
Los conductores y los administrativos, por ejemplo, suelen posicionar su cabeza un poco más adelantada de su columna.
Con el tiempo, y debido a esta flexión continuada, la columna cervical inferior, con sus vértebras y discos incluidos, están bajo una mayor presión.
El peso ya no se reparte de forma adecuada, por lo que termina derivando en un proceso degenerativo precoz en algunas vértebras.
Los propioceptores, que permiten mantener la horizontalidad de las personas para que los ojos y la cabeza puedan mirar al frente, se resienten.
Todo ello deriva en una seria compresión de estructuras y nervios que derivan en más cervicalgias y migrañas.
¿Qué me puede ayudar para cuidar de mi eje postural?
Lo primero y más importante es ser conscientes cada día de nuestra posición.
Los malos hábitos no se van de un día para otro; por ello, valdría la pena pensar solo en algo tan importante como evitar el dolor.
Si deseas evitar las sobrecargas en el área del cuello y, por supuesto, la aparición de las migrañas, toma nota de esta propuesta.
El yoga, por ejemplo, es muy positivo para ayudarnos a controlar esa armonía postural donde evitar desde dolores musculoesqueléticos hasta nuestro estrés cotidiano.
Asimismo, una parte importante del yoga se centra también en practicar técnicas de relajación y respiración para reducir esa tensión mental pero también la muscular.
La práctica del yoga, a su vez, aumenta los niveles de serotonina, algo muy adecuado para aliviar la presión de los vasos sanguíneos y evitar que aparezca la migraña o reducir el impacto del dolor.
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Con respecto a las posturas más adecuadas de yoga para aliviar desde migrañas a cervicalgias, cabe decir que no existen unos ejercicios concretos para ello.
Cada persona presenta unas características y unas necesidades.
Se trataría solo de ir probando varias de acuerdo a nuestras posibilidades físicas.
Así podremos hallar aquella que más nos ayuda, que más alivio nos ofrece y destensa esas áreas problemáticas entre la cabeza y la columna vertebral.
