Este miércoles 2 de noviembre, la Iglesia católica conmemora a los difuntos; o como popularmente llamada Día de los Muertos. Es una celebración cristiana cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio
Para esta fecha, muchas personas realizan rituales, tradición que viene desde el pasado. Ciertas creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos son de origen pagano y de antigüedad inmemorial. Así sucede que los campesinos de muchos países católicos creen que en la noche de los Difuntos los muertos vuelven a las casas donde antes habían vivido y participan de la comida de los vivientes.
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales. Es tradición comenzar a armar altares, una mesa o estante, con ofrendas para las almas que retornarán a la noche a comer y beber todo aquello que gustaban los parientes difuntos.
En los altares no faltan las fotografías, ofrendas de pan con formas de cruces, palomas, figuras de mujer o varón, ángeles, confites, y platos preferidos, bebidas, para que en esta fecha al mediodía, luego de la visita al cementerio, las familias se sienten a comer en honor a los seres queridos.
La práctica religiosa hacia los difuntos es sumamente antigua. El profeta Jeremías en el Antiguo Testamento dice: «En paz morirás. Y como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes antepasados que te precedieron, así los quemarán por ti, y con el «¡ay, señor!» te plañirán, porque lo digo yo oráculo de Yahveh» (Jeremías 34,5).
