Las quejas nos permiten manifestar que no estamos de acuerdo con una situación o con la actuación de una persona. Pero, ¿qué ocurre cuando estas nos definen?
Son muchas las personas que utilizan las quejas en su día a día. Se levantan con ellas, comen con ellas, trabajan con ellas y hacen de ellas su vida.
Es normal que nos quejemos de aquello con lo que no estamos conformes, pero las quejas continuas y excesivas pueden evitar que veamos la realidad. Tal vez, nos estemos quejando sin ninguna necesidad de hacerlo.
Las quejas nos ciegan
Nos quejamos porque en nuestro trabajo no nos pagan de acuerdo al esfuerzo que hacemos, nos quejamos porque nuestra pareja no nos da lo que necesitamos, nos quejamos constantemente por todo
Quizás no seas consciente de que en tu trabajo se ha gastado dinero para mejorar otras cosas relacionadas con la empresa. Tal vez no te des cuenta de que le pides a tu pareja ciertas cosas, pero que tú no haces nada.
Las quejas nos vuelven personas egoístas, que solo piensan en sí mismas y que no tienen en cuenta a los demás. Pero, ¿por qué nos quejamos tanto?
Evitamos sentirnos culpables. Contrariamente, hacemos que los demás sean siempre los responsables de todo lo que nos ocurre.
Lo que yo haga siempre está bien. por lo que jamás realizaremos una autocrítica sincera sobre nosotros mismos. Siempre son los demás los que se equivocan.
Nos gusta ser el centro de atención, ya que quejarnos permite que una serie de personas se preocupen por nosotros y esto alimenta nuestras quejas positivamente.
Nos creemos víctimas de las circunstancias: Creemos que todo lo malo viene hacia nosotros, que tenemos alguna especie de imán para las cosas negativas. Todo esto lo creamos con nuestras quejas.
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Si te quejas, ¿por qué no cambias?
Seguro que estás pensando en que, si una persona se queja tanto, ¿por qué no cambia? Porque, en realidad, le gusta quejarse, aunque pueda sonar absurdo.
Hay personas que han aprendido a quejarse constantemente, de esta manera ven la realidad a su manera y esto les gusta. Abrir los ojos puede hacer que todo en lo que han creído se esfume.
No quieren eso, quieren continuar en su mentira.
Continuando con los ejemplos que anteriormente hemos mencionado sobre el trabajo y la relación amorosa, sería tan simple como, en el primero, dejar el trabajo si no te satisface.
En el segundo, lo principal sería hablar con tu pareja o ver cómo estás actuando tú con respecto a ella.
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El gran problema surge cuando no queda otra que ver la realidad tal y como es y darnos cuenta de lo equivocados que hemos estado.
Es entonces cuando intentamos justificarnos a base de argumentos incoherentes, echándole la culpa a los demás y evitando asumir la responsabilidad por el error cometido.
Las quejas y la manipulación
Si eres una persona que constantemente se queja tal vez no te hayas dado cuenta de que con esta actitud lo que estás intentando es manipular a los demás.
Quieres llamar su atención, que se sientan mal por errores que son tan solo responsabilidad tuya y así manejarlos a tu antojo.
Es importante abrir los ojos ante la realidad, aunque sea difícil y nos cueste. Al fin y al cabo, es lo único que podemos tener asegurado.
Tal vez te hayas encontrado con múltiples personas quejicas a lo largo de tu vida. La opción es tenderles la mano, pero nunca dejarnos involucrar en sus quejas. Es más, si podemos evitar escucharlas, mucho mejor.
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Si alguna vez te has quejado demasiado o has empezado a convertir tus quejas en tu día a día, te habrás dado cuenta de que estas te absorbieron.
Cuando esto sucede es muy difícil salir de esta situación, aunque no imposible. Debemos aprender a no temerle a la realidad y a hacerle frente a nuestros propios errores y equivocaciones.
¿Seguirás quejándote sabiendo todo esto?
