La Fuerza Nacional Progresista (FNP), advirtió este miércoles que los que deben pedir disculpas a la República Dominicana son todas las misiones diplomáticas que ejercen con la mayor desfachatez un imperialismo cultural como la comunidad de Lesbiana, Gay, Bisexual y Transexual(LGBT) que agrede los valores de la mayoría del pueblo dominicano, en violación a los mandatos de la Constitución.
La organización política expresa en un comunicado que la prueba más patente de esa agresión es el financiamiento de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (Usaid) de un libro de » deformación sexual» como Hablemos, que en el criterio de la organización, solo promueve una visión antivida, anti familia y anti cristiana.
«Esa situación de agresión permanente e impúdica ha sido permitida por la actitud complaciente y sumisa, no sólo del actual gobierno, sino muchos sectores de las clases dirigentes, con posturas que expresan un colonialismo mental vergonzoso. El mandato del artículo tres de la Constitución obliga a los poderes públicos a rechazar esas injerencias e intervenciones», enfatizó.
La Fuerza Nacional Progresista, cuyo primer vicepresidente es Pelegrín Castillo, recuerda que ese discurso en defensa de los derechos de la comunidad LGTB solo enmascara un plan de negocios alrededor de convertir la isla de Santo Domingo en el paraíso del turismo gay del Caribe, y la conversión de la República Dominicana en un territorio abierto a las experimentaciones biomédicas de reproducción artificial.
«Desafortunadamente, las advertencias que formulamos sobre los acuerdos antinacionales que se adoptaron para facilitar el avance de esa agenda, no fueron atendidos por los sectores que estaban más llamados a reaccionar con energía y determinación, y por eso solo cabe esperar en el futuro más agresividad por parte de este imperialismo de nuevo cuño», enfatizó la organización.
Finalmente, la FNP recuerda que detrás de una falsa interpretación de la tolerancia se encubre lo que han denunciado muchos pensadores como una nueva forma de totalitarismo, que es la «dictadura del relativismo», que parte de la explotación enfermiza de posturas victimitas.
