Urge rescatarla

Ayer sobrevolé en helicóptero nuestra imponente capital: ¡Impresionante su amplitud casi inmensurable, la mezcla imprecisa de marginalidad y opulencia, la gran estatura de sus multifamiliares, sus largas filas de luces traseras en rojo! Ayer me reiteré en la convicción de que esta alucinante metrópolis no merece lo que dolorosamente la degrada, por falta de una Alcaldía funcional y la casi total ausencia de una ciudadanía que exija respeto y se auto respete. (Hay que lamentar que esté invadida de basura, oscuridad y caos; que sea una gran urbe salvaje, que demanda urgentemente que se le restituya su dignidad).

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