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Despedida a Magaly Pineda devino tributo a su legado

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Fueron muchas las voces que se alzaron, multiplicadas en ellas otras más, para recordar la obra y, definitivamente, el legado de la  líder feminista, socióloga, profesora e investigadora dominicana, Magaly Pineda, cuyos restos fueron velados y despedidos este miércoles en la noche, con un “¡hasta siempre!”, en la funeraria Blandino de esta capital.
 
Y tal vez no haya existido un funeral tan peculiar como este en el que  fueron estremecidos y transformados los espacios funerarios, con discursos que reflejaron las continuas batallas de Pineda, desde aquellos inicios de acercamiento al feminismo en la década de los años 70 y su militancia en los movimientos y partidos de izquierda y en la lucha antitrujillista, desde la adolescencia.
 
También hubo relatos conmovedores de la mujer, madre, esposa, hasta este día en que dejó de acompañar a sus seguidores, solo físicamente, en todos los cuales se armó de la coraza del valor para echar adelante estudios con una mirada o perspectiva de género y sobre la mujer en la nación dominicana, sin que dolores y sufrimientos físicos la detuvieran.
 
Desde el Centro de Investigación para la Acción Femenina (Cipaf), fruto de su creación, planteó y empujó con fuerzas que no pudieron quebrar ni la enfermedad incurable que padecía, el acceso de las mujeres a las tecnologías, empujando el tema en el país y en la región y en la propia conferencia de Beijing.
 
Ella misma declararía en una entrevista que resultaba  su gran preocupación la idea de impulsar procesos de orientación vocacionales temprana.
 
No se conoce mucho de sus premiaciones  entre cientos de concursantes, por  sus estudios sobre las brechas digitales de género, y  la realización del primer plan de igualdad de oportunidades en la sociedad de la información, que resultó el pionero de la región.
 
El esposo de medio siglo, el también combatiente revolucionario, Rafael (Fafa) Taveras,  dio las gracias por las tantas confesiones de amor, respeto y solidaridad pronunciadas, y los mensajes enviados desde otras naciones de la región que conocieron de cerca su personalidad  y obra.
 
Así fue el adiós y el ¡hasta siempre! A Magaly. Detrás del féretro, una amplia pantalla reflejaba su rostro y etapas que coronaron su fértil existencia. En el entorno, junto a familiares y amistades, ofrendas  florales de todo tipo, dedicadas por políticos, dirigentes sociales y diferentes personalidades de la sociedad dominicana colmaban el salón en el que  cada presente llevaba, además, un girasol en sus manos.
 
Alguien recordó su intrepidez hermosa, y esa persistente manera de alcanzar  lo que aún sigue siendo propósito de la sociedad dominicana; pero que, sin duda alguna, ha tenido avances, porque esa escuela alternativa, laica y progresista, donde pudieran intentar que niñas y niños se desarrollaran en un ambiente de inclusión participativa, es ya un paso donde esta mujer maravillosa llamada Magaly Pineda ha dejado su impronta.

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