En los primeros comentarios públicos extensos de Jenrry Mejía desde que se convirtió en el primer jugador en ser suspendido de forma permanente por las Grandes Ligas por fallar tres pruebas de sustancias para mejorar el rendimiento, el relevista dominicano de los Mets le dijo al diario New York Times que él había sido víctima de una cacería de brujas por parte de la liga.
Mejía le dijo además al Times que la unión de jugadores debería haber encontrado motivos para una apelación en su caso.
Mejía, de 26 años, recibió originalmente una suspensión de 80 juegos en abril por dar positivo al uso de estanozolol, un esteroide anabólico. En julio, tres semanas después de haber vuelto a juego y tras siete apariciones con los Mets, fue suspendido una segunda ocasión, esta vez por 162 juegos por dar positivo al uso de estanozolol y boldenona. La segunda prueba positiva ocurrió cuando Mejía todavía cumplía el primer castigo, según indicó la liga.
En febrero, MLB anunció que Mejía había dado de nuevo positivo a boldenona, una sustancia que los atletas suelen utilizar para incrementar su masa muscular y que en el pasado había sido popular en carreras de caballos. Eso marcó el tercer positivo de Mejía, lo que provocó la expulsión de por vida.
En una entrevista el jueves con el Times, el dominicano de 26 años dijo que solo había sido culpable de la primera ofensa. Mejía dijo que la segunda prueba no fue certera, y que luego de que se anunciaron esos resultados, oficiales de MLB lo presionaron para compartir información sobre sus conexiones para conseguir las sustancias.
Hablando a través de un intérprete, Mejía le dijo al Times que oficiales de MLB le dijeron que si apelaba los resultados de la segunda prueba, «ellos iban a encontrar una forma de que ocurriera un tercer positivo». Añadió que sentía que había sido víctima de una conspiración por parte de la liga.
El portavoz de MLB Pat Courtney negó dicha acusación al Times, diciendo que nadie de la liga o que haya actuado en representación de ella se reunió con Mejía. Peter Greenberg, el agente de Mejía, no pudo ser localizado por el Times para que emitiera sus comentarios.
Mejía le dijo además al Times que había acudido a la unión de jugadores para pedir ayuda, pero le dijeron que no tenía motivos para una apelación.
«Ellos debieron haber encontrado algo para poder apelar», le dijo Mejía al diario.
Citando disposiciones de confidencialidad en la política de pruebas de drogas en el deporte, la unión de jugadores declinó a comentar de inmediato al Times.
Mejía le dijo al rotativo que no se arrepentía de nada.
«No cambiaría nada», dijo. «Si la situación estaba supuesta a que ocurriera, entonces tenía que ocurrir. Si Diós lo quiso de esa forma, iba a ocurrir».
