Dentro de los planes de ejecución del nuevo modelo de atención en salud, el Servicio Nacional de Salud (SNS), tiene contemplado llevar al Hospital Psiquiátrico Padre Billini, conocido como el 28, a todos los enfermos mentales que deambulan por las calles, para acogerlos en este lugar y brindarles una asistencia de calidad y con sentido humano.
Igualmente, se contempla crear una unidad de intervención en crisis en cada una de las provincias, a fin de que las personas que manifiesten algún trastorno no tengan que ser trasladadas a la capital.
La idea es crear las unidades de intervención en crisis, tanto en la Regional Metropolitana de Servicio de Salud (SRSM), que contempla el Gran Santo Domingo y Monte Plata, como en las demás provincias, detalló el doctor Félix Hernández, director de esta regional.
Explicó que donde quiera que haya un psiquiatra se va a crear una unidad de intervención para que los pacientes no haya que traerlos al psiquiátrico Padre Billini.
“El conocido 28 va a dejar de existir, e incluso ya se está evaluando ponerle otro nombre”, avanzó Hernández, a Dominicanoshoy.com.
“Entonces ahí van a ir los pacientes que andan deambulando por las calles, los que ya están crónicamente enfermos, abandonados, abundó el gerente.
Sostuvo que en la remodelación del psiquiátrico Padre Billini, incluso se está haciendo un parque de recreación, y se está creando un nuevo concepto para los enfermos mentales: “Que no se sientan que están almacenados allí, que están presos, sino que compartan con la comunidad, que se involucren en actividades y de eso es que se trata, de darles un nuevo giro al tratamiento de las enfermedades mentales”, apuntó.
Hernández señaló que el sistema de salud tenía, también, una debilidad en la parte de atención a los adolescentes con problemas psiquiátricos, pero para estos fines ya en el Hospital Santo Socorro se está levantando una gran unidad de intervención, mediante la vicepresidencia de la República.
Explicó que darles atención a los enfermos mentales de las calles era un desafío del sistema de salud a nivel nacional, puesto que sólo se disponía del conocido 28 como hospital especializado en esta área, el cual se había convertido en un almacén de enfermos.
“Lamentablemente estaba lleno de pacientes abandonados. Ahora se han ido creando unidades de intervención en crisis, y ya se va a aperturar una en el Hospital Darío Contreras, otra en el Vinicio Calventi, en el Moscoso Puello, Santo Socorro, en Los Girasoles, así como en cada provincia.
“O sea, que estamos avanzando, el hospital siquiátrico es sometido a una gran transformación que se está haciendo, ya usted va y ve los pabellones diferentes, se está trabajando en la innovación de esa institución”, indicó en médico.
A principios del pasado año la Dirección General de Salud Mental del Ministerio Salud y la Fundación en Apoyo a las Personas con Enfermedad Mental trataron con las familias de usuarios de los servicios de salud mental un esquema para fomentar la sociabilidad e integración de estos núcleos en los planes y programas que se realizan a favor de los pacientes.
En ese orden, el director general de Salud Mental de entonces, el doctor José Mieses, destacó la importancia de que las personas con enfermedades mentales tengan a donde acudir para recibir ayuda de sus familias en tiempos de crisis.
“Los familiares deben tomar conciencia de que pueden hacer más que solo solicitar ayuda médica para sus parientes. Ellos tienen el poder de hacer valer sus derechos por medio de la integración que lleva a la unidad”.
No obstante, contrario a la protección y al buen cuidado bajo los cuales deben estar estos pacientes, como sucede en naciones civilizadas de Europa y Estados Unidos, en República Dominicana semejan una especie de desechos que sobreviven milagrosamente.
El primer “golpe” que reciben los enajenados es el rechazo en el hogar; luego se produce el aislamiento de los amigos y hasta de los vecinos, terminando con el Estado, que aun no cuenta con una política clara para tratarlos.
Un adecuado tratamiento puede hacer que se recuperen totalmente, en breve o a largo plazo; sin embargo, el país no cuenta con espacios suficientes donde atenderles. Se estima que el 25% de los 10 millones de habitantes aquí sufre algún trastorno mental, un número considerable de ellos originado por el exceso de consumo de drogas, alcohol, pornografía, juegos electrónicos y crisis de ansiedad, entre otros.
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización Panamericana de la Salud para América Latina y el Caribe (OPS), estima que 43,095 padecen de psicosis no afectiva; 227,786 sufren de depresión mayor; 12,313 de distermia, y otras 24,626 presentan trastornos bipolares.
Se calcula que en la sociedad dominicana existen unos 8,000 individuos con trastornos de larga evolución, que son los casos de psicosis no afectiva y trastornos bipolares. Son estos los que generalmente vagan por las vías, aunque en la práctica la cifra es mucho mayor.
Médicos psiquiatras afirman que por esta causa aumentan en el país los suicidios, principalmente en adolescentes y jóvenes; al igual que los feminicidios y homicidios.
Los especialistas en psiquiatría aseguran que las enfermedades mentales han aumentado de manera considerable en un 20% a un 40% en los últimos cinco años, debido a que el costo de atención ronda los RD$ 60 mil y RD$ 80 mil mensuales; de esa cantidad, sólo en medicina la inversión sería de RD$20 mil.
La mayoría son dependientes de drogas y abusos, por lo que terminan recayendo en crisis, complicándoseles su situación. La mitad de las recaídas se debe al desapego al tratamiento.
El Hospital Psiquiátrico Padre Billini es el principal centro de salud receptor, donde se vive un ambiente de hacinamiento, debido a que aunque experimentan mejoría, los pacientes no pueden regresar a sus hogares, ya que los familiares, en la mayoría de los casos, se niegan a recibirlos.
El centro, que solo cuenta con capacidad para 170 personas, anunció que desarrollará un programa dirigido a disminuir la presencia de enfermos mentales en las calles y garantizar su seguridad y dignidad humana, en coordinación con la Universidad Rutgers de New Jersey, Estados Unidos.
La iniciativa persigue empoderar a familiares, amigos y allegados. Ojalá se multipliquen proyectos como este y las autoridades dominicanas respondan por su destino y derechos humanos.
