Norkys Batista es el perfecto ejemplo de la mujer venezolana: trabajadora, bella y sencilla. Crecer en un barrio de Caracas, en una casa de bahareque donde solo había para comer, fue su motor para salir adelante y sacar de la pobreza a toda su familia.
Hoy, cuando ya es una actriz famosa, reconocida en Venezuela y también en el mundo, asegura que todos sus ingresos siguen siendo para sus padres y hermanos.
“Me tocó hacer mis necesidades en un hueco, lo que antes se llamaba letrina, afortunadamente nunca faltaron las 3 comidas en mi casa, pero no teníamos para comprarnos un par de zapatos, hace falta recordarle a la gente que los artistas somos seres humanos de carne y hueso”.
Desde chiquita era la princesa de la casa, tal vez no se creía su belleza pero se sentía diferente al lugar donde vivía. Su primera oportunidad en el medio llegó donde menos lo esperaba, en una estación del Metro de Caracas, donde la invitaron a hacer el primer casting.
Al Miss Venezuela 1999 llegó con 18 bandas de diferentes reinados, su aspiración nunca fue la corona, ella deseaba el carro y el dinero en efectivo que le daba el título de primera finalista, y lo logró, lo necesitaba para dárselo a su gente.
Su padre, de quien habla con tanto orgullo y amor, no es su papá biológico, por eso cree que “cuando te quieren de verdad no hace falta quién seas”.
“Los hombres se intimidan ante mujeres proactivas”
Para Norkys la decisión del divorcio fue impulsiva, de esa experiencia aprendió que hay que pensar las cosas con cabeza fría.
Hoy en día mantiene una buena relación con el padre de Sebastián, su pequeño de 9 años, pero asegura que no tiene ninguna relación sentimental. “Cuando somos mujeres proactivas los hombres se intimidan”, expresó.
Sobre el país dijo que el cambio está en los ciudadanos, le preocupa la injusticia y la inseguridad que le quitó la vida en 2011 a su mánager Rafael Monzant en Las Mercedes.
