El Parlamento de Cataluña eligió al líder separatista Carles Puigdemont como nuevo presidente de la Generalitat con el voto de 70 de 135 diputados, lo que deja al compromiso del movimiento independentista de separar a la región de España nuevamente vigente tras un largo período de estancamiento.
Luego de meses de tensas negociaciones entre los partidos catalanes para definir un líder que encabece al movimiento independentista, el alcalde de Girona Puigdemont reemplazó a Artur Mas como presidente del Parlamento, que ahora renovará su lucha para separarse de España.
Los partidos catalanes tenían hasta el lunes para elegir a un nuevo líder y así evitar que se llamara a elecciones.
Puigdemont se impuso en 2011 en las elecciones municipales de Girona, derrotando a los socialistas que habían controlado durante más de 30 años el ayuntamiento de la segunda ciudad catalana. El año pasado fue nombrado presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia en Cataluña, convirtiéndose en una voz de referencia en el proceso soberanista de la región.
En su discurso de investidura Puigdemont, de 53 años, defendió la hoja de ruta del proceso de independencia que ha fijado para 2017 la secesión de Cataluña de España.
Pero sus planes enfrentarán la feroz oposición del Gobierno central español del Partido Popular, que se negó a permitir un referendo en Cataluña en 2014 señalando que contravendría la Constitución española.
El jefe del Gobierno de España, Mariano Rajoy, dijo el domingo que bloqueará cualquier acción unilateral del nuevo Gobierno catalán y destacó que instruyó a las autoridades para que se cumpla la ley.
«No permitiré que nadie se arrogue poderes ilimitados», dijo Rajoy, quien aseguró que «no se va a abrir un proceso constituyente ilegal en Cataluña».
Para frenar el proceso soberanista, Rajoy hizo un llamado a los partidos políticos en Madrid para colaborar activamente en la formación de un Gobierno central y poner fin al actual vacío tres semanas después de las elecciones generales.
En caso de no lograrse un pacto de gobierno en las próximas semanas, Rajoy se vería obligado a convocar nuevas elecciones parlamentarias, lo que retrasaría hasta el verano boreal la formación de un gobierno central capaz de afrontar el desafío soberanista planteado desde Cataluña.
