Sin llegar a convertirnos en unos fanáticos de la limpieza ni tampoco en unos olvidadizos que debemos poner una alarma para cambiar las sábanas, podemos cumplir con la higiene de estos elementos indispensables del hogar.
Evita que la denominada “ropa blanca” se convierta en un caldo de cultivo de bacterias, ácaros y suciedad. En este artículo responderemos a la pregunta de cada cuánto tiempo se lavan las sábanas y toallas.
¡Ya no tendrás más excusas!
¿Dos semanas? ¿Un mes? ¿A diario?
Antes de responder a la pregunta de cada cuánto cambiar las sábanas y toallas es preciso que conozcas qué microorganismos pueden acumularse en la ropa de cama o con la que secas luego de bañarte.
Mujer haciendo la cama
Sí, es necesario. Porque de esta manera comprenderás la importancia de una buena higiene de estas prendas.
Entre las telas de cualquier material puede haber:
Ácaros
Bacterias
Piel muerta
Pelos
Suciedad
Polvo
Cremas
Secreciones secas (por ejemplo, sudor o saliva)
Insectos minúsculos
Maquillaje
Polen
Hongos
Caspa
Partículas de animales y plantas
¿Quieres conocer más? Lee:Cómo hacer productos de higiene personal caseros
La revista Women’s Health realizó una encuesta donde se preguntaba a las mujeres cada cuánto cambiaban o lavaban ciertos elementos de la casa.
Las sábanas o las toallas las solían cambiar una vez al mes y una tercera parte de las consultadas no higienizaba o aireaba nunca las almohadas de la cama.
Junto con ellas, los edredones y las colchas son los que peor lo pasan. Se suelen lavar una vez al año, justo cuando cambia la temporada y se guarda en el ropero porque empieza el calor.
De esta manera se embolsa limpia y lista para usar cuando el invierno vuelva a aparecer. ¿Y qué ocurre durante los meses con temperaturas bajas? ¿No es necesario limpiarlas también? Al parecer, en el imaginario colectivo, no.
Algo diferente ocurre, por ejemplo, con los cojines o fundas del sofá. ¿Por qué? Porque son más visibles. Pero solo cuando el color es claro. De lo contrario, pueden pasar años sin que siquiera se pase la aspiradora para eliminar restos de comida o polvillo acumulado.
Toalla enrollada
Las sábanas y las toallas son las que “mejor lo pasan” si los dueños se acuerdan de cambiarlas una vez al mes o cada 21 días.
Al respecto, el director de microbiología clínica del centro médico Langone de Nueva York (Estados Unidos) indicaba en la misma encuesta que, como mínimo, las sábanas se deben lavar una vez a la semana.
De esta manera nos aseguraríamos que la dosis de bacterias por tela no supera lo higiénico o saludable.
Esta frecuencia de lavao podría ser menor en el caso de que alguien de la familia estuviera enfermo, se duerma desnudo o si las temperaturas fueran muy elevadas.
¿Qué sucede con otras telas de la casa?
No solo las sábanas y las toallas son foco de virus y bacterias. Otros objetos que usamos a diario se ensucian y pueden transmitir enfermedades.
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Trapos de cocina
Mujer limpiando con un trapo de cocina
Terminamos de lavar los trastos y para guardarlos los secamos con un trapo. El mismo que usamos para secar la mesa o la encimera. Esto es algo realmente común, pero erróneo. ¿Sabías cuántos gérmenes quedarán en tus cubiertos luego de tener contacto con ese mismo trapo?
En un estudio realizado por la Universidad de Arizona se comprobó que la mayoría de los paños de cocina contenían bacterias coliformes y que la cuarta parte de ellos dieron positivo en Escherichia Coli.
Los trapos de cocina son de los más expuestos a microorganismos porque en la cocina muchos alimentos están crudos.
Según los expertos, se deberían lavar después de cada uso con una solución desinfectante. Y también ponerlos en la lavadora una vez a la semana con bicarbonato de sodio en vez de jabón.
Alfombrilla del baño
Al salir de la ducha la usamos para no mojar todo el piso. Como acabamos de bañarnos creemos que está limpia y en lo único que pensamos es en que se seque bien para su próximo uso.
Sin embargo, en la mayoría de los casos queda en el mismo lugar y la pisamos con el mismo calzado con que salimos a la calle.
Se recomienda entonces lavar la alfombrilla cada semana o quincena. Si el baño es muy húmedo lo acortaremos a dos veces a la semana. Se puede tener una de repuesto e ir intercambiando.
Toallas de baño
Son muy gruesas y tienen el objetivo de secarnos completamente. Por ello, es frecuente que tengan olor a humedad.
Además de lavarlas una vez por semana o cada tres usos se aconseja hacerlo con vinagre en lugar de suavizante para que el rico aroma no nos confunda. Por otra parte, este producto reduce la capacidad absorbente de la toalla.
Dejarlas al sol puede ser una buena idea también.
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Cortinas
Acumulan polvillo y están en contacto con los microorganismos que vuelan por la casa y el exterior. Si tienes un par de cortinas para el invierno y otro para el verano, lava cada “kit” al terminar la temporada.
En el caso de que sean las mismas no solo debes hacer una limpieza profunda dos veces al año, sino que conviene pasar el aspirador para dejarlas libres de polvo y patógenos.
Toallas de cara
Por supuesto que también se llenan de bacterias por más de que las usemos una vez que nuestras manos y cara están limpios. Y, lo que es peor: cada vez que la empleas le estás volviendo a poner bacterias a la piel.
Si bien los expertos dicen que las toallas de cara deberían lavarse tras cada uso (algo así como ser descartables) pueden dejarse al sol para que elimine ciertos microorganismos.
¿Y qué tal si la cara se secase sola con el aire o temperatura ambiente? ¡Quizás no sea una mala idea!
