Pekín, la capital de China, se prepara desde el sábado para una asfixia de cuatro días debido a la contaminación, sin embargo, sus residentes dijeron que la niebla era menor de la prevista, lo que hizo cuestionar a algunos la decisión del Gobierno de emitir su nivel más alto de alerta de contaminación en el aire.
China había advertido el viernes a buena parte de su población en el norte de que estuviera preparada para la llegada de una severa ola de contaminación durante el fin de semana, la peor que podría sacudir a Pekín, lo que provocó que la capital emitiera la alarma de «alerta roja» por segunda vez.
Una alerta roja se activa cuando el Gobierno cree que la calidad del aire superará un nivel de 200 en un índice de calidad del aire que mide diversos agentes contaminantes durante al menos tres días. El Gobierno de EEUU considera que un nivel por encima de 200 es «muy poco saludable».
Sin embargo, el sábado por la mañana, el Observatorio Municipal de Medioambiente de Pekín registró unos niveles de calidad del aire no superiores a 104.
La ciudad emitió su primera «alerta roja» la semana pasada, tras las críticas de que en episodios anteriores de polución no se había llegado a que saltara el nivel más alto de alerta.
