Insurgentes talibanes lanzaron este lunes una nueva ofensiva sobre Kunduz, la capital de la provincia del mismo nombre en el norte de Afganistán, traspasando las principales vías de ingreso a la localidad, donde quemaron edificios y capturaron brevemente un hospital.
La brecha en las defensas de la capital provincial marcan un hito en la campaña de insurgencia de casi 14 años, aunque este año las fuerzas afganas han expulsado a los talibanes de buena parte del territorio que habían capturado durante la temporada más álgida de los combates.
Se trata de la segunda ofensiva de este año en que los talibanes asedian la ciudad de Kunduz, en momentos en que la policía y las fuerzas armadas afganas – entrenados por la OTAN – pelean casi sin ayuda de efectivos extranjeros.
Hacia el mediodía, los combatientes talibanes estaban dentro de los límites de la ciudad. Un testigo de Reuters vio edificios quemándose en el sur de la localidad, y a los rebeldes ingresando a un hospital gestionado por el Gobierno.
Decenas de residentes atemorizados huyeron hacia el principal aeropuerto de la ciudad, pero las fuerzas de seguridad intentaron alejarlos. Durante la tarde, los enfrentamientos se llevaban a cabo a muy poca distancia del mayor complejo gubernamental de Kunduz, de acuerdo al testigo de Reuters.
Helicópteros del Ejército afgano disparaban a los militantes en tres áreas a las afueras de la ciudad de Kunduz, según un portavoz de la policía del país. Las explosiones y disparos ya podían oírse en el centro de la ciudad después del amanecer.
«En estos momentos se está librando una dura batalla en Khanabad, Chardara e Imam Saheb, que corresponden a las tres entradas principales de la ciudad», informó Sarwar Hussaini, portavoz de la policía de Kunduz. «Tenemos fuerzas suficientes y pronto conseguiremos alejarlos», añadió.
Al menos 20 combatientes talibanes murieron este lunes y tres miembros de la policía afgana resultaron heridos a causa de los enfrentamientos.
