• Print
close

Amor agridulce

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Facebook
Facebook
Youtube
Instagram

La Constitución de 1963 le dio supremacía al trabajo sobre el capital y eso explica, en parte, el destino que le impusieron los de arriba: su anulación a lo largo de medio siglo ha servido al pertinaz y feroz imperio del capital sobre el trabajo, orquestado por un Estado corrompido y una especie de lumpen-burguesía totalmente deshumanizada.
 
Los resultados están a la vista en el sector público y en el privado: salarios miserables, pensiones degradantes, negación de derechos sindicales, inseguridad social, abusos patronales, fomento de la informalidad, sub-contrataciones, aplastamiento del derecho a la salud, machismo, acoso sexual, racismo, sobre-explotación, semi-esclavitud, represión, abusos contra jóvenes y menores, tráfico de seres humanos, extorsión de la llamada mano de obra “ilegal” de procedencia haitiana…
 
Tanto excluye socialmente el capitalismo en su decadente fase neoliberal… tanto exprime, precariza y desestabiliza la fuerza de trabajo, que aquí ha conformado una masa de “jornaleros” conscientemente destinada por sus contratadores a los trabajos temporeros más duros, mal pagados, riesgosos…con rango de “enésima clase”, bordeando la inhabilitación y la muerte.
 
No por espeluznantes, los términos y las condiciones de trabajo, las carencias y los roles asignados a esas brigadas de seres tratados como desperdicios de la sociedad, dejan de ser decisiones fríamente calculadas por funcionarios y empresarios asociados o confluyentes en esas modalidades inhumanas de contratación: trabajos ocasionales, pagos de 200 pesos diarios… sin protección laboral, sin seguros de salud, sin previsiones ni vigilancia médica, sin prevención de riesgos; faenas contaminantes, desgastantes, incluso evidentemente expuestas a la enfermedad o a la muerte.
 
No es posible alegar casualidad: Estado capitalista y capitalismo privado de alto nivel hacen un uso perverso de su supremacía. Sus actores principales, imbuidos de la angurria monetaria, se tornan altamente insensibles y proceden como drogados por la ideología de la sobre-explotación asalariada o sub-asalariada.
 
Eso es lo que explica el caso dramático, trágico -incluso criminal- de los “jornaleros” limpiadores de la Cámara de la Muerte en que se ha convertido el túnel de la Presa Tavera-Bao.
 
Ni de parte de los ejecutivos del INDRHI, ni de los EGE-HID, quienes compiten en torno al establecimiento de culpas, puede alegarse ignorancia o necesidad imperiosa, como es el caso de los jornaleros tratados como escorias para sacar a puro pecho y a precio vil escoria mortalmente contaminada. En esta tragedia el Estado capitalista no debe ser eximido de su responsabilidad. Y estén seguritos/as que hay muchos dramas parecidos por estallar a nivel gubernamental y privado.

No Comments

Leave a reply

Post your comment
Enter your name
Your e-mail address

Story Page