Para comprobar si funcionaba, inmunizaron a ratones y hurones con esta nanopartícula. Vieron que ambos grupos de animales desarrollaban una respuesta inmune no solo al subtipo H1, del que procedía la proteína original, sino también a otros subtipos de la familia H. Pero había que comprobar su eficacia. Así que inocularon a los animales inmunizados una dosis letal de una gripe del tipo H5, de las más virulentas. Para comparar, también inyectaron a otros tratados con la vacuna trivalente (la versión comercial más efectiva) y un tercer grupo no tratado.
«El reto del H5N1 es una prueba muy dura para las vacunas basadas en H1. Aunque también pertenece a las hemaglutininas del Grupo 1, es un subtipo diferente y letal para los hurones. Por tanto, al usar una proteína H1 para proteger contra el ataque de una H5, podría mostrar sus posibilidades para que una vacuna similar en humanos pudiera ofrecer protección contra virus de la gripe muy diferentes», explica el investigador del VRC.
Tal y como explican en la revista Nature Medicine, todos los ratones del grupo de control murieron, pero los tratados con su vacuna sobrevivieron. En cuanto a los hurones, su eficacia no fue completa, al morir dos de los seis inoculados. Pero, en cambio, todos los no inmunizados murieron.
Cortándole la cabeza al virus
La otra vacuna la han desarrollado en los Países Bajos. Usando una estrategia diferente, investigadores del Centro de Prevención Janssen, de la farmacéutica del mismo nombre, y la organización sin ánimo de lucro Centro de Investigación Scripps (TSRI, por sus siglas en inglés), también descabezaron la hemaglutinina. Pero, en su caso, eliminaron la cabeza alargando el tallo sin afectar a su estructura. Así, el sistema inmune podría seguir detectándola.
La vacuna europea la probaron con macacos a los que inocularon una dosis letal de H1N1. Solo los inmunizados sobrevivieron
Esta vez, obtuvieron cuatro versiones de su vacuna partiendo de una proteína de la gripe H1N1. A Una de ellas, la más parecida a la estructura de triple cadena (trímero) de la HA original, la llamaron #4900. Según muestran en Science, todos los ratones expuestos desarrollaron defensas, activando una alta tasa de anticuerpos para casi todos los subtipos H. Después comprobaron su eficacia en los ratones inmunizados, a los que inocularon dosis letales de H1N1. Comprobaron que los roedores tratados en tres sesiones con la #4900 sobrevivieron. Repitieron el ensayo con otro subtipo aún más letal, como es la H5N1 o gripe aviar. De nuevo, los animales inmunizados con esta vacuna salieron adelante.
Queriendo ir más cerca de los humanos, los investigadores ensayaron su vacuna con un grupo de macacos cangrejeros (Macaca fascicularis). Aunque los seis envenenados con la gripe H1N1 presentaron fiebre y otros síntomas gripales, ninguno murió. Los no tratados no tuvieron la misma suerte. Ahora habrá que dar el siguiente paso, e investigarla con humanos.
«Es un ensayo del principio. Estas pruebas muestran que los anticuerpos activados contra un subtipo de gripe pueden proteger contra un subtipo diferente», explica en una nota el investigador y coautor del estudio, Ian Wilson. Aún queda mucho por hacer, refinar una y otra vacuna, ensayarlas con humanos y comparar en ellos si este enfoque en el tallo de la HA supera en eficacia a las vacunas actuales. Pero, como dice Wilson: «la meta es, por supuesto, poder crear una vacuna de larga duración».
