La presidencia de Jimmy Carter (1977-1981) tuvo sus altibajos, comenzó como una renovación tras los desastres de la era de Nixon y terminó consumida por adversidades económicas y la crisis de los rehenes en la embajada de Estados Unidos en Irán. Pero, más allá de su época en la Casa Blanca, ha sido su trabajo luego de abandonarla, en el ámbito de la diplomacia internacional y la ayuda a los países en desarrollo, lo que ha constituido la parte más amplia de su legado.
Por ello, luego de anunciar que padece cáncer en el cerebro y el hígado, Carter formuló lo que sería su «último deseo» en la mejor línea de la solidaridad y su compromiso personal: según un tuit del médico y comunicador Sanjay Gupta, Carter dijo que quería que, antes de morir, primero muera la última de las lombrices de Guinea.
El expresidente estadounidense Jimmy Carter, al hablar sobre el cáncer que padece. (AP)
El deseo de Carter es realmente importante. Primero porque la enfermedad producida por el gusano o lombriz de Guinea (conocida como dracunculiasis) es un mal parasitario horrible y doloroso: larvas de la lombriz ingeridas por beber agua contaminada infectan al paciente y la lombriz comienza a crecer dentro del tejido de la piel del afectado. La lombriz puede llegar a medir hasta un metro y se desarrolla dentro de la piel hasta que, en algún momento, brota a través de ampollas, usualmente en las piernas o pies. Y la única manera de acabar con ella es irla sacando poco a poco, a través de la piel, hasta que toda ella deje el cuerpo del paciente por el agujero de la ampolla. Todo el proceso es lacerante, doloroso y proclive a graves complicaciones.
El mal llegó a extenderse por África y Asia y afectó a millones de personas, pero hoy la enfermedad de la lombriz de Guinea será, gracias al trabajo del Centro Carter, fundado por el expresidente, la primera enfermedad parasitaria en ser erradicada en el mundo (la segunda en general tras el fin de la viruela), y lo será sin una vacuna o fármaco. Desde 1986, el Centro Carter emprendió una campaña para erradicar esa lombriz, que en ese año llegó a afectar a 3.5 millones de personas, y gracias a la labores de educación y concientización y al desarrollo de infraestructura de agua limpia en los países afectados, actualmente la lombriz ha sido casi aniquilada: solo 17 casos se han registrado en lo que va de 2015, de acuerdo al portal Vox.
Una lombriz de Guinea es extraída del pie de un paciente, un proceso doloroso. (LiveScience)
Carter se ha caracterizado por ser persistente en la adversidad. Incluso cuando el caso de los rehenes en Irán le costó la presidencia, hasta minutos antes de entregarle el poder a su sucesor, Ronald Reagan, Carter trabajó y negoció para lograr la liberación de los retenidos. Eso sucedió al poco de iniciado el gobierno de Reagan, pero en mucho se debió al trabajo de Carter, quien ya fuera del gobierno ha realizado por más de tres décadas un esfuerzo destacado de beneficio general.
Así, entre los diferentes legados en materia interna e internacional del expresidente y su Centro (como el trabajo a favor de la paz, de la vigencia de los derechos humanos y del desarrollo y la salud en los países pobres), el próximo fin de la lombriz de Guinea y de los terribles sufrimientos que ha generado es un éxito enorme y meritorio que, de continuar las tendencias, podría tener lugar en el futuro muy cercano. Solo eso bastaría para convertir al legado de Carter en una aportación singular en la historia de la humanidad y, por ello, un tremendo deseo, ojalá que no último pero sí cumplido.
La salud del expresidente es delicada, dado el cáncer que padece, pero a los 90 años muestra deseos de seguir adelante con sus proyectos de ayuda internacional en beneficio, sobre todo, de las naciones pobres y de la paz mundial. Por ello, de acuerdo a la televisora NBC, Carter se ha sometido a un tratamiento con un medicamento experimental al parecer promisorio para, si no curar, sí ampliar la calidad y expectativa de vida de los pacientes de ciertos tipos de cáncer.
Así, es de esperar que pueda ver desde luego el fin de la lombriz de Guinea y más allá y sea, él mismo, un exitoso ‘Guinea pig’ (conejillo de Indias) en la búsqueda por erradicar el cáncer.
