Hombres armados dispararon contra la policía en las afueras de un palacio de Estambul y una bomba provocó la muerte de ocho soldados en el sudeste del país el miércoles, en momentos en que los líderes de Turquía luchan por formar un nuevo Gobierno.
La oficina del gobernador de Estambul dijo que dos miembros de un «grupo terrorista» armados con granadas de mano y un rifle automático fueron capturados después de atacar el palacio Dolmabahce, popular entre los turistas y sede de las oficinas del primer ministro en la ciudad. No hubo reportes de víctimas.
Por otro lado, militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) mataron a ocho soldados con una bomba colocada al costado del camino en la provincia sudoriental de Siirt, informó el Ejército, intensificando un conflicto en la región tras el fin de un cese al fuego de dos años el mes pasado.
Los disturbios suceden semanas después de declarar una «guerra contra el terrorismo», para la que Turquía abrió sus bases aéreas a la coalición liderada por Estados Unidos contra Estado Islámico, lanzó ataques aéreos contra militantes kurdos y detuvo a más de 2.500 sospechosos.
Los últimos ataques también ocurrieron un día después de que el primer ministro Ahmet Davutoglu abandonó sus esfuerzos para formar un nuevo gobierno tras el fracaso de semanas de conversaciones con la oposición, posiblemente allanando el camino para otra elección en los próximos meses.
«Debido al fracaso para formar un gobierno, debemos buscar una solución con la voluntad del pueblo (…) así que nos estamos dirigiendo rápidamente de nuevo hacia una elección», dijo el presidente Tayyip Erdogan en un discurso televisado.
El gobernante Partido AK, que Erdogan fundó, sufrió en junio su peor derrota electoral desde que llegó al poder en 2002, sin obtener una mayoría partidaria simple por primera vez y dejando a Turquía en medio de una incertidumbre no vista desde los frágiles gobiernos de coalición de la década de 1990.
