Mejora tu calidad de vida con cuatro abrazos diarios

Si son más, mejor, pero según un trabajo publicado en el 2010 por la Universidad de Miami, en Florida (Estados Unidos), al día necesitaríamos como mínimo cuatro abrazos para ser más felices.
 
Es posible que a muchos les parezca una tontería. Ahora bien, abrazar no es solo unir dos cuerpos. Es ir más allá del envoltorio físico para reconocer emocionalmente a la otra persona.
 
Así que, dinos: ¿Cuántos abrazos ofreces o recibes al día? Te invitamos a descubrir todo lo que pueden hacer por ti.
 
Cuando la calidad de vida no está solo en la alimentación
En nuestro espacio te hablamos muy a menudo de la necesidad de cuidar de tu alimentación, de evitar el sedentarismo y de no olvidar nunca tus revisiones médicas.
 
Estarás de acuerdo con nosotros en que para ser felices necesitamos muchas más cosas, y que el bienestar interior no se consigue solo comiendo de forma sana y equilibrada.
 
Las emociones también son importantes y, en especial, el sentirnos reconocidos, queridos y respetados. Las caricias, las palabras amables y los abrazos cumplen una finalidad terapéutica muy importante en el día a día.
 
Es muy posible que te sorprendas, pero ¿sabías que el contacto físico es imprescindible, por ejemplo, para el adecuado desarrollo de los bebés?
 
En un trabajo llevado a cabo por la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos), se nos reveló la importancia de abrazar de forma regular a los niños, en especial, en las edades más tempranas.
 
Una caricia, un abrazo, son un estímulo físico que crea una unión neuronal y, en consecuencia, un óptimo desarrollo del cerebro, en especial en esas áreas emocionales y sociales.
 
Los abrazos nos unen a las personas, y los bebés desarrollan ese apego imprescindible con sus progenitores, para sentirse seguros, atendidos y amados.
Las caricias alivian el estrés, la ansiedad y el miedo.
 
El tono amable de nuestras palabras o el arroparlos entre nuestros brazos con cariño ofrece estabilidad emocional en el bebé.
 
Y toda emoción positiva facilita su posterior desarrollo. Por el contrario, cuanto más estrés y falta de contacto físico, el bebe sufre un desarrollo más pobre de determinadas estructuras neuronales.
 
Beneficios físicos para nuestro cuerpo
Abrazar y ser abrazados nos reafirma como personas. Somos criaturas sociales unidas en lazos de amistad, de amor, de cariño familiar e incluso humano… Así que, ¿por qué no abrazar a un desconocido en la calle?
 
Al hacerlo, se despiertan en nosotros multitud de sensaciones que nos unen a nosotros mismos y a los demás. Se estrechan vínculos, mejora la autoestima y, a la vez, obtenemos todos estos beneficios físicos:
 
Regula nuestras pulsaciones y acompasa el ritmo de nuestro corazón. Cuando alguien es acariciado o abrazado, los receptores de la piel también se activan.
Se envían señales al nervio vago del cerebro y este es, a su vez, el encargado de regular nuestra respiración. Es como una especie de recompensa al hacer algo positivo.
 
Alivia el estrés.
Relaja tensiones y nuestro cerebro descansa.
Se refuerza nuestro sistema inmunológico.
Se activan los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino.
Segregamos esas endorfinas que nos aportan placer y tranquilidad.
Nos volvemos más creativas, porque nos sentimos más libres emocionalmente. Se activa, por así decirlo “nuestro niño interior”.

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