Erase una vez que había un pueblito apacible llamado Cooperstown, donde todos los años se hacía un acto al que acudían gente de otros lugares, pero se mantenía la calma, pasaba “normal”… Hasta que un día, “se tiraron” miles de “extraños” vistiendo ropas vistosas y llevando en sus manos hermosos lienzos tricolor e instrumentos que dizque les llaman guira, tambora y cencerro y se agolparon en medio de ese “cementerio” y comenzaron a cantar una cosa rara dizque “¡Culiquitikití, culiquitakatá, culiquitá, culiquitá, culiquitá, mientras hombres y mujeres movían las caderas como licuadoras y no se cansaban, a pesar de haber un sol caliente…. Al ver lo que pasaba, los apacibles habitantes del pueblito solo preguntaban una y otra vez “¡what’s up!” (¿que pasa?” hasta que alguien les dijo que “es que aquí están los dominicanos, porque están exaltando a uno de ellos”… Pero, y aquí está el bendito pero, en vez de enfadarse, lo que hicieron fue maravillarse y solo preguntaban “¿y esas personas son tan alegres y solidarias con los suyos?”… “¿Son tan felices?”.. Y del domingo para acá debe haber miles haciendo filas en los bancos, buscando sus chelitos para venir de vaciones… “¡Pa’ gozá!”.. ¡Se salvó el turismo dominicano!… Definitivamente hay que quitarse el sombrero ante Pedro Martínez, sólo él paralizaba el país cuando lanzaba, sólo él ha movido el país de tal forma para apoyarlo… Pedro Martínez ¡Pedro El Grande!
