La fusión de naciones: una mezcla insoluble

“La nación que no respeta su pasado no merece el respeto del pasado y no tiene derecho a futuro”.
– Jósef Pilsudski –
 
Todo parece indicar que, desde hace décadas, existen planes en ejecución elaborados muy meticulosamente por estrategas de la geopolítica mundial que atentan contra la soberanía del Estado dominicano.
 
Los vislumbro inclinados sobre un mapa catastral de la Isla deslindando a su antojo sobre terrenos ajenos como si ellos fueran los legítimos dueños.
 
Lo más grave e infame de este espectáculo es que ese proyecto antinacional del deslinde ha sido asumido también con la complicidad de grupos poderosos de nuestros “coherederos”. Generando con esta acción una división peligrosa en el pueblo, entre dominicanos y pseudo-dominicanos, que tiende a debilitar nuestra sociedad y las instituciones que son el andamiaje que sustenta toda nación. Dando así validez a la frase célebre del filósofo e historiador estadounidense William Durant, autor de la obra The Story of Civilization: “Ninguna NACI”N grande ha sido conquistada sin antes haberse destruido a sí misma”. Este diminuto pero influyente grupo de pseudo-dominicanos, en confabulación abierta con sectores extranjeros vinculados con organizaciones como la ONU, OEA, CARICOM, ONG’s, entre otras, hacen de correa de transmisión a una diligente diplomacia haitiana que con notorio éxito, en base a falacias, han logrado el intervencionismo internacional más grosero, injusto y despiadado en los asuntos internos de la República Dominicana, con la deliberada intención de obstaculizar las iniciativas, que muy prudentemente está ejecutando el gobierno dominicano liderado por el propio presidente Danilo Medina, con el Plan de Regularización de Extranjeros, en cumplimiento de la sentencia TC-168-13 del Tribunal Constitucional en una acción de “legítima defensa” de nuestra soberanía nacional en contraposición a los planes de una supuesta fusión entre dos naciones que comparten la misma isla de Santo Domingo.
 
Ante esta situación, afirmamos categóricamente, amigo lector, que la soberanía no se negocia, no delimita, no se divide ni se mezcla; simplemente la soberanía se defiende.
 
Cuando se plantea la posibilidad de la fusión de “algo”, esto implica la mezcla, la amalgama o la unión de dos o más “elementos” en uno solo.
 
En la química como en la sociología no siempre las mezclas son posibles. Analicemos el porqué no se mezclan el agua.

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