El desmentido por el jefe de la junta militar de Tailandia, Prayut Chen-Ocha, a rumores de un contragolpe de altos oficiales perdura hoy aquí con relieve en los medios nacionales.
Sus pronunciamientos al respecto siguieron al arresto y amenazas a críticos al regente Consejo Nacional para la Paz y el Orden (NCPO), incluidos estudiantes y nuevas prohibiciones a demostraciones relacionados con la versión rechazada por el gobernante.
Dijo que los extranjeros pueden seguir confiando en Tailandia más de un año después de que tomara el poder, durante una declaración que se centró principalmente en las sospechas de que intenta perpetuarse.
En respuesta a una pregunta, afirmó que se cumplirá estrictamente la hoja de ruta trazada por el NCPO y el Consejo Nacional de Reforma de su creación, lo que de ser así se debe aprobar una nueva constitución y convocar a elecciones generales en el año 2016.
Sin embargo, calificó la tarea constitucional de difícil, y que de su conclusión depende que deje las riendas del poder, y seguir empujando el país hacia adelante, lo que volvió a dejar en la bruma el límite real de su mando de facto.
