Panamá y la isla que sirvió de refugio al pirata Henry Morgan

A solo 45 minutos desde la Ciudad de Panamá por las aguas del Pacífico, los amantes de la naturaleza avistan la pintoresca isla Taboga, que sirvió de refugio al temible Henry Morgan durante sus conquistas por el mundo.
 
Cuenta la historia que corría el año 1671 cuando el pirata surcaba las costas de Panamá, y se estableció en este lugar, donde la belleza y la bravura de María del Pilar López de Ayala doblegaron el orgullo del hasta entonces invencible guerrero de los mares.
 
¿Es verdad que usted nunca ha sido derrotado Sir Henry Morgan?, le preguntó la duquesa de Portmouth poco después de que el rey Carlos II lo convirtiera en Sir en el año 1675.
 
«Luego de mi asalto a Panamá, debo admitir que fui derrotado por una tabogana de imponente hermosura», reconoció el pirata. Y es que pese al ofrecimiento de joyas lujosas y a la amenaza de matar a su esposo, la respuesta de María del Pilar fue tajante: «Prefiero morir con honor, que vivir con la vergüenza».
 
Pero de esta historia de piratas, apenas quedan hoy algunas edificaciones y la ruina de lo que fue la pequeñita isla de El Morro, unida a Taboga por un banco de arena que en un abrir y cerrar de ojos los curiosos pueden transitar cuando la marea baja.
 
Según el cura del pueblo, el fortín fue destruido por el paso del tiempo y por la acción depredadora de los buscacadores de fortunas, que todavía sueñan con encontrar el tesoro de Morgan que tal vez yace enterrado en algún rincón de la isla.
 
Desde este lugar pueden observarse los vestigios de un antiguo astillero; y más allá del poblado, una elevación conocida como Cerro de la Cruz, por la monumental cruz que descansa en su cima.

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