Roma.- Satisfecho, pero a medias, ya que quiere seguir adelante. El suizo Roger Federer, Nº2 del mundo, le ganó con autoridad al checo Tomas Berdych (6º) y su boleto a semifinales en el Masters 1000 de Roma le dejó una sonrisa dibujada en el rostro al récordman de Grand Slam.
Para Federer, el Abierto de Italia significa un torneo especial, ya que es uno de los dos M1000 que aún no pudo conquistar, junto con el de Monte-Carlo. Por eso su alegría por el gran nivel mostrado, pero no se queda solamente con eso.
«Desde la línea de base jugué muy bien. Mi servicio no era muy firme al principio y tuve que pasar por demasiados segundos saques. Él era capaz de tomar ventaja de eso y romper rápido, pero por suerte mejoré ese golpe», dijo el suizo.
Con tres títulos en 2015, no venía firme en los Masters 1000 en arcilla, con victoria final en Estambul en el medio. Por su orgullo de estar otra vez en semifinales en un torneo tan importante en cancha lenta.
«Me sentí bien, moviéndome cómodo. Me fui metiendo mejor y mejor en el partido. El viento no ayudó a Tomas y yo pude hacer mi trabajo como quería, por eso me quedo contento», agregó.
«Así que estoy muy conforme con el trabajo que hice», remarcó tras el 20º choque ante Berdych, ahora con ventaja de 14-6 para Federer, la segunda en este año sobre el checo, tras haberlo superado en cuartos de final de Indian Wells.
Con 33-años, Federer busca conquistar el trofeo en la capital italiana por primera vez en 15 participaciones. Ya fue tres veces finalista, en 2003, 2006 y 2013, y siempre cayó ante un rival español en cada definición.
