Prosiguen las arduas tareas en zona de accidente aéreo en Francia

La búsqueda de la segunda caja negra y la identificación de las víctimas centra hoy la investigación en el lugar de los Alpes francés donde cayó un avión el 24 de marzo último.
 
El avión, un Airbus 320 de la compañía alemana Germanwings, con 150 personas a bordo (6 de la tripulación), se estrelló cuando realizaba el trayecto entre Barcelona (España) y Düsseldorf (Alemania).
 
Los investigadores ya lograron aislar 78 ADN distintos, que serán comparados con los de las familias de las víctimas para la correspondiente identificación, informó el fiscal de la ciudad de Marsella (sur), Brice Robin.
 
La noche de este lunes debe quedar concluido el camino que se está abriendo en aras de facilitar el acceso de vehículos todoterreno al lugar. Hasta el momento, los especialistas se desplazan a la zona sólo en helicóptero desde el aeródromo de Seyne-les-Alpes, a una decena de kilómetros del lugar.
 
Según los últimos reportes, no se han encontrado cuerpos intactos. Se formó un equipo encargado de contactar con los familiares de las víctimas para recuperar elementos biológicos, dentales y tomar huellas digitales que pueden servir en la fase de comparación.
 
El relieve montañoso y las bajas temperaturas dificultan el proceso investigativo.
 
En ese entorno, continúan las labores de recuperación e identificación de los cuerpos, lo cual tomará varias semanas y será uno de los trabajos más difíciles. Los restos fueron localizados a dos mil 700 metros de altura en el macizo de Trois Evechés y se encuentran esparcidos en un radio de dos kilómetros.
 
Si bien no se han determinado las causas de lo ocurrido, no se descarta ninguna teoría: avería técnica, error de pilotaje, atentado terrorista.
 
Los investigadores creen que el copiloto, cuando estuvo sólo en la cabina, accionó voluntariamente el botón para que la nave descendiera y se estrellara. Dicha teoría es vista como la más probable, por el momento.
 
El avión perdió casi diez kilómetros de altitud en ocho minutos, sin que se emitiera en ese tiempo ninguna señal de socorro.
 
Mientras, continúan las revelaciones divulgadas por medios de prensa sobre la personalidad del copiloto alemán Andreas Lubitz. Los datos más recientes indican que sufría de depresión, crisis de angustia y que deseaba que su nombre fuera conocido por todos.
 
Estas revelaciones causaron gran conmoción. Algunas aerolíneas decidieron disponer la presencia obligatoria de dos personas en las cabinas. Por su parte, la Aviación Civil Internacional reiteró la necesidad de que los pilotos pasen exámenes psicológicos y físicos regularmente.
 
Las víctimas eran en su mayoría de nacionalidad alemana y española, pero también había turcos, daneses, australianos, colombianos, belgas, japoneses, argentinos, estadounidenses y australianos.

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